gENtE quE MeReCe ToRTuraS oRieNtaLEs (1)

Llevo 7 meses seguidos non-stop bajo la tortura de obras y más obras en todos los pisos y edificios posibles en 10 metros a la redonda que rodean mi habitación. Una auténtica gota malaya. Porqué si las obras son durante el día y no estás en casa, cojonudo; si estás en casa, pues lo llevas lo mejor que puedas; pero lo que no soporto es la PUTA falta de respeto de empezar dale que te pego con martillos, taladros y radios flamencas a las 8 de la mañana!!! Joder, si son las 8 de la mañana no puedes tener las santas narices de martirizar así al vecindario, a no ser que seas un sádico, un sociópata, un votante del PP, o aberraciones humanas similares. ¿Verdad que no me pongo yo a las 2 de la mañana a hacer clases de aerobic, a tocar las castañuelas o a poner una lavadora? ¿Por qué cojones entonces los otros tienen derecho a dar por el recto anal y no dejar dormir ni descansar a los nocturnos sólo por el hecho de que se está haciendo de día? A ver, yo soy muy sensible y radical con estos temas del dormir, y si por mi fuera prohibiría los ruidos antes de las 11; pero intentando ser razonable y poner el sentido común por delante, qué menos que respetar el descanso de los vecinos como mínimo hasta las 9 de la mañana, no?

Por no hablar de los teleoperadores que violan la intimidad de tu casa con total impunidad (yo alucino con las leyes, de veras...) una media de entre 3 y 5 veces al día. La primera vez, vale. Eres amable y les dices respetuosamente que no te interesa. La segunda, que por favor no vuelvan a llamarte, que ya les dijiste que no te interesaba sus fantásticas promociones para engañabobos. Pero a partir de la tercera, no digo lo que les haría porqué todavía me leerá algún juez del Tribunal de La Haya y me condenarán a cadena perpetua. Yo he optado por no coger nunca el teléfono en casa (total, lo tengo únicamente por el tema de internet, y sólo se lo saben 3 o 4 familiares o amigos, y 200 o 300 teleoperadores enemigos de España y Sudamérica). O, directamente, los días que tengo fiesta, desconectarlo antes de irme a dormir.

Otros archienemigos de los oídos dESoRdeNados suelo encontrarlos en el metro y se dividen en tres clases de alimañas: una, la de los 'músicos' que perpetran sus obras terroristas sonoras DENTRO del vagón, y a los que aplastaría gustosamente su maldito acordeón en la cabeza. A ellos, y a los masoquistas cómplices que, encima de ser violados a la fuerza y sin posibilidad de escape, les dan dinero. ¿Me darían unas monedas a mi también si entro con un radiocassete a todo trapo, en vez de ponerme mis auriculares para no molestar a los demás? Todo mi respeto, eso sí, para los músicos que se ponen en pasillos, vestíbulos y demás puntos autorizados, porqué se ganan el pan con toda dignidad sin tener que tocar los cojones a los demás. Pasas por delante, si te gusta te quedas, sonríes, y le echas unas monedas o le compras el CD; y si no te gusta, sigues tu camino tranquilamente y no pasa nada.

La segunda clase de villanos es la de los IMBÉCILES que escuchan su música a través de los altavoces de su móvil o demás dispositivos sonoros, sin ningún tipo de respeto por la gente que les rodea. Como agravante, la gente que habitualmente actúa así suele escuchar reguetón, salsa, bacalao, triunfitos o demás bazofias propias de Los 40 Impresentables. Las soluciones ante tales especímenes van desde introducirle el móvil en cuestión por el orificio auditivo hasta incrustárselo en el yunque, comprobar y desafiar la resistencia antiimpactos del aparato, o directamente, hacerle un favor a la humanidad y practicarle allí mismo una lobotomía expréss sin anestesia al susodicho.

La tercera clase es, de hecho, una subespecie de la segunda. Pero, en vez de utilizar el móvil para mostrarnos su inexistente capacidad neuronal en todo su esplendor, directamente usan su irritante voz de ultradecibelios. Las soluciones pasan desde la compra de un bozal, la de un artefacto de esos de plástico de las que les ponen en la cabeza a las señoras en la peluquería, un diccionario que especifique la diferencia entre el verbo 'hablar' y el verbo 'gritar', o directamente un clásico para todos los bolsillos como es la cinta aislante.

(CONTINUARÁ CUALQUIER DÍA DE ESTOS...)

Ellos me gustan más, pero no reflejaban con tanta fidelidad el espíritu del post... :