dissabte, 30 d’agost del 2008

¿sE PuedE dEjAr uN PoSt SiN tíTuLo?





Estoy a pocas horas de volver a ser un esclavo. Un prostituto de mi tiempo libre, eso que tanto difruto cuando lo tengo. Como en este último mes. Pero mañana domingo será el peor día del año, como pasa una vez cada 365 jornadas. Aunque me he propuesto no deprimirme, y para eso siempre tengo una aliada infalible, que me entra por las orejas y me remueve toda el alma de arriba a abajo, de izquierda a derecha, y del píloro al esternón.




De aquí a un rato me iré a dormir en mi recién estrenado colchón de látex, y que me he decidido pillar por 3 motivos: el descuento del 50%, el chicle predecesor sobre el que reposaban mis huesos y que ha vivido tantas noches sin dormir en estos últimos 4 años (si los colchones hablaran...), y el finiquito que me tienen que pagar esta semana. No es que me echen de mi trabajo, sino que nos cambian la empresa externa que nos paga por otra con condiciones a la baja. ¿O acaso os pensábais que en la empresa pública no hay chanchullos para trincar a costa del trabajador? Ja! Pero como uno en la vida ha aprendido a ser práctico y a mirar sólo el HOY (el mañana no existe), pues se toma esta pasta extra como un sobresueldo a invertir en su propio bienestar. Y eso ahora mismo tiene forma de colchón, disco duro externo y, probablemente, de Ipod (que a estas alturas, y con los vicios sónicos de uno, no se puede ir un con un ridículo mp3 de 1G por el mundo). Aunque este año me hayan robado las estaciones de paso que tanto disfruté y sufrí la pasada temporada. Porqué viajar por curro es superpesado, pero aunque parezca contradictorio, era el gran aliciente de mi trabajo. Pero espero escaparme por mi cuenta a sitios fetiche como Pamplona, Madrid o, por supuestísimo, Almería... jeje

Y nada, que hoy no salgo porqué ya lo hice ayer y mañana sonará el despertador. Maldito invento retorcido de tortura humana. El lunes quedé con la Tica P en la dinámica habitual de cena + sexo, y me explicó que en un mes se vuelve a Costa Rica. Y mi reacción es contradictoria. Claro que es una lástima, porqué en estos momentos de mi vida me encuentro cómodo en esta relación de diversión compartida sin compromiso; pero lo cierto es que tampoco me supone un drama doloroso que me vaya a costar superar, porqué consciente o inconscientemente, mi implicación emocional con ella ha sido prudentemente distante. Me gustaría ir a verla a su tierra el año que viene, pero sé que difícilmente me enamoraría nunca de ella. ¿Armadura autoprotectora? ¿Cinismo por mis últimas experiencias? ¿O simplemente que somos diferentes y ya está? Y a todo esto, una antigua J (nos cruzamos con ella en mi barrio, ¿recuerdas Nena?) se ha puesto muy pesadita últimamente para quedar conmigo, por muchas largas que le vaya dando yo. Y, tenía que salir, la A lombarda continua con su tobogán de comportamientos autodestructivos, y unos días me escribe un mail y otro y otro, y otros días me ignora por completo. Unos días la convertiría en la mujer de mi vida, y otros la tiraría por un barranco 30 veces.


diumenge, 24 d’agost del 2008

Si yA Lo dEcíA eL TitO fRiedRiCh...





El mayor superhéroe de todo los tiempos se encuentra en un superapuro. Tendido en el suelo, con medio cuerpo colgando del vacío en lo alto de la azotea del mayor rascacielos de la ciudad, y absolutamente inmovilizado por la agresiva presencia del mayor villano de todos los tiempos: el Carcamal Emmascarado. Le tiene cogido del cuello con una fuerza sobrehumana, haciendo mutar el color de su morena carne original (los rayos uva también tienen algo que ver) hacia una mezcla de morado y blancuzco nada recomendable. 9 de cada 10 dermatólogos, cardiólogos y especialistas del aparato respiratorio habrían encontrado muy poco saludable esa situación. El décimo habría sido uno de esos charlatanes argentinos que esconden su ineptitud e irresponsabilidad tras la fachada de vacías explicaciones para engañabobos o ingenuas con excesivas carencias afectivas. Y que, probablemente, habría vendido su indigna ética profesional, su perro y su colección de sobres de azúcar al mejor postor, si es que es compatible hablar de ética, sobres de azúcar y charlatanes.



Es de noche, y los rayos y truenos ante sí ciegan y ensordecen por igual al mayor superhéroe de todos los tiempos. Bueno, eso, y el agua que le entra en las superlentillas. Porqué por muy superhéroe que seas, también jode un huevo que te entre agua en las lentillas. Y más sabiendo el precio de las superlentillas. En esos momentos de extrema tensión, y poco habituado a verse entre la espada y la pared, al mayor superhéroe de todos los tiempos le vienen a la cabeza muchos recuerdos: recuerdos de infancia, de cuando su madre, La Increíble Virgen Promiscua, le reconoció entre lágrimas que su padre no era ese hombrecillo campechano y bonachón que le había criado en camiseta imperio desde su nacimiento, sino que en realidad era fruto de un súper-polvo, en una noche de luna llena y exceso de cariño entre compañeros de trabajo con el Conde Crápula. De ahí la capacidad del mayor superhéroe de todos los tiempos para colgarse boca abajo, para volar en la oscuridad, o para no dejar ni rastro de la fábrica de Jack Daniels en las noches de celebración por haber pillado a algún villano. También se acuerda del día en la escuela en que se empezó a dar cuenta de sus superpoderes, al enviar al pequeño Jimmy a la habitación 313 del hospital del barrio colindante sin necesidad de ambulancia ni ascensor, cuando éste le pidió “un empujoncito” para balancearse en los columpios del patio. O del día en el que detuvo a su primer villano: aquél abusaenanos que robaba los bocadillos a los niños de primaria y les obligaba a traerle fotos de sus hermanas mayores en pijama de verano, bajo la amenaza de sacarles la lengua si no le hacían caso. Y es que cuando eres niño nunca te gusta que los otros niños te saquen la lengua, sobretodo si es con alicates, tenazas y destornillador para cambiar ruedas de tractor. Esa fue sólo la primera de centenares de hazañas que le llevaron a convertirse en el mayor superhéroe de todos los tiempos, idolatrado por niños y mayores, y especialmente por la infinidad de mujeres de todo tipo, raza, condición o sexo que tuvieron el privilegio de comprobar que también había heredado determinadas características propias de su no muy casta madre.



Pensando en esa larga y dura carrera que tanto le había costado labrarse y a la que no quiere poner fin ni por asomo, el mayor superhéroe de todos los tiempos intenta encontrar una solución a su delicada coyuntura actual. Piensa en una supereyaculación con descargas atómicas, pero el Carcamal Emmascarado le tiene cogido tan fuerte del cuello que la sangre no le llegaría a los conductos necesarios para llevar a cabo ese superpoder. Quizás podría convertir en piedra al villano con su supermirada eléctrica-medusiana, pero la puta lluvia le ha fundido las baterías insertadas en la retina. Y por si fuera poco, se ha dejado el móvil en la mesita de noche, y tampoco puede llamar a su colega de juergas nocturnas el Sr. Lobo.


Llegados a este punto de extrema desesperación, y sabiendo que todas las televisiones del planeta han interrumpido su emisión para retransmitir la superpelea en directo con récords de audiencia intergalácticos, la superinteligencia emocional del mayor superhéroe de todos los tiempos le permite llegar a una conclusión: no hay salida. El Carcamal Emmascarado le tiene cogido con su insuperable fuerza por el cuello de manera literal y por los huevos de manera metafórica, y las televisiones, políticos, banqueros y empresarios de la construcción de todo el planeta no van a hacer nada por evitar su súpermuerte. Así que sólo le queda morir dignamente, con las botas puestas, los calzoncillos lavados, y tocando los cojones a su verdugo. “Tú me vas a matar, pero yo no voy a irme de este mundo sin descubrir tu misteriosa identidad, objeto de oscuro deseo, morbo y apuestas millonarias en Bet & Win”, piensa.




En un rápido movimiento que aprendió de los gitanos de su barrio que entraban en el colmado de su padrastro cuando era pequeñito, el mayor superhéroe de todos los tiempos consigue hacer pasar su brazo por dentro de la manga de su supertraje para deshacerse de ella; una vez fuera, alarga la mano hasta la máscara del mayor villano de todos los tiempos, a quien nunca antes nadie había conseguido tocar su más preciado gadget, tan imitado y vendido en las tiendas de souvenirs de todo el planeta. Concentrando la poca superfuerza que todavía le queda, el mayor superhéroe de todos los tiempos arranca con furia y aplomo la careta del Carcamal Emmascarado, para descubrir, horrorizado y con la cara ya de un blanco nuclear que ni una borrachera de Luzil, que el mayor villano de todos los tiempos no es otro que... él.





dissabte, 23 d’agost del 2008

CóMpLiceS dEL dEsoRdeN: 2 dELiciAs...




Scout Niblett - This Fool Can Die Now

Monkey Swallows The Universe - The Bright Carvings



Inyéctate desorden...



dimarts, 19 d’agost del 2008

NY


































































































































































































































Welcome to Cab’s City. Vuelo plácido al escenario de un misterioso asesinato en Manhattan. Recuerdos belgas, llenos de vida salvaje. Larga vida al SOHO, vía 5th Avenue. Verano tórrido y soleado, de placidez inversamente proporcional a lejanas tragedias que perduran en la memoria. Skyline incompleto, pero igualmente impresionante. Puente a Brooklyn. How sweet it is! Devil inside en paredes con vida propia. Say It Loud, I’m Black & Proud. Celebraciones vitales, trances místicos y creencias firmes, que te convierten en un chicken skin. Olimpos negros de voces históricas que, seguramente, esa señora caduca vio en su época de máximo apogeo. Supervivencia en Harlem, a la manera de cada uno. Smells like teen spirit. Hormonas revolucionadas por ídolos de bizcocho en el Madison Square Garden. Subo a la azotea de la ciudad, pero por dentro. Yo no tengo la fuerza ni la piel termostática de King Kong. Sentirse pequeño tan cerca de las estrellas es un sentimiento difícil de explicar. 65 kms. de neón iluminan un mundo de mentira. Lo vuestro es puro teatro. El arte moderno es la polla, y más si es gratis por la patilla de un carnet profesional caducado y con los apellidos equivocados. El pulmón de la ciudad es una ciudad en sí; territorio de ardillas, perdidos, amantes, y corredores fantasmas que escapan de sus pecados capitales en la capital del pecado occidental. Escenarios de crímenes reales y de celuloide. Ángeles húmedos vigilan en la sombra oscura de un día que se va a dormir. Coney Island es el paraíso kitsch por excelencia. Encanto popular, fantasmagóricas atracciones que se aguantan por los pelos, y una playa en la que no verás ni medio pecho por metro cuadrado. Cosas del puritanismo y la doble moral yankee. Chinatown hace honor a su nombre, y Little Italy también, literalmente por ambas palabras. Mi casa imaginaria está en el East Village, donde Romantic Types aguardan con flores a amores de juventud que morirán antes o después. Como murió hace poco el templo del punk neoyorquino, ahora convertido en tienda fashion de ropa y discos. Centenares de historias sobreviven en las paredes que tantas veces oyeron aquello de “One, two, three, four!”. Los de Queens son todavía una institución en el barrio. Súbitos chaparrones a media tarde. Refugios en bares. Zapatos mojados sobre la mesa, y bellos rostros anónimos secos de amor. Cosas de casa en Trash & Vaudeville, y ruta rockera por el barrio que más me enamora. Espirales hacia el cielo por la patilla, bajo la amenazante presencia de arañas gigantes que guardan las obras de la creatividad humana. Colarse en hoteles con demasiada historia desordenada como para quedarse en la calle es una obligación. Kerouac, Patti, o Sid & Nancy, en un crimen para la historia y la leyenda del punk. Suerte que hay quien nos recuerda que JC vino al mundo para salvar a los pecadores como nosotros. Aunque yo prefiera creer las sabias palabras de mortales llenas de vida y espíritu guerrero como Patti. Su sueño de vida vale la pena, como sus posteriores explicaciones irónicas que hacen de la última noche en la gran manzana algo para recordar. Tras la ventana de la memoria, muchas cosas para guardar, muchas otras pendientes, y la luz de las 1000 cosas que, espero, queden todavía para descubrir y abrirnos la boca de sorpresa y grata admiración.