dissabte, 2 d’octubre del 2021

PinK tURnS bLUe

Viernes noche. Sofá, peli y mantita. Grato y sorprendente silencio alrededor, de una relatividad absoluta. Caras que parecen querer jugar contigo en la pantalla. No tengo ni la menor idea de cómo reaccionaría si nos cruzáramos. Me parece haber pasado lo peor del proceso, pero eso no quiere decir que ya no me duelas. Que ya no te odie. Que ya no te quiera. Quizás un poco de todo, o una mezcla de nada. El escudo de pasotismo no acaba de dejarme ver bien lo que hay detrás. O delante, según se mire. La realidad no existe y no hay más verdad que la que uno quiera o pueda ver. Estamos en la era postiza. Dime lo que enseñas y te diré lo que escondes. Hasta las sombras necesitan luz y algo en lo que proyectarse para existir. Todo es falso o producto del miedo. Lo transparente es vulnerable, o eso pretenden hacernos creer. Cuando todo el mundo finge, nadie puede creer que haya algo verdadero. ¿Puedes confiar en quien desconfía? ¿O mejor desconfiar del que confía demasiado? Estoy cansado de autoexplotarme. Estoy harto de que necesitemos un rendimiento para existir. De que todo se mida en números. Quizás un día de estos autodetone mis rutinas y me convierta en terrorista de mi propios vicios. Me abra bocas de magma y reconfigure mis propios límites. Quizás todo sea palabrería barata de un vierne noche de sofá, peli y mantita. Quizás eche de menos los viernes de un pasado que parece cercano y lejano al mismo tiempo. Nos han robado el tiempo. Ese acantilado al que mejor no asomarse demasiado, no vaya a venir un golpe de viento que te haga comprobar de golpe lo que mide. Podría encadenar metáforas baratas toda la noche y seguiría sin saber qué estoy queriendo decir... 


dimecres, 22 de setembre del 2021

pUTo oToÑo


Podría hablar de lo peligrosamente fascista que me parece que te pidan el certificado covid para acceder donde sea. Podría hablar de cómo me indigna que mantengan cerradas las salas de conciertos o las de ocio nocturno mientras puedes ir a restaurantes interiores llenos a reventar de gente sin mascarilla ni distancias, estadios de fútbol o manifestaciones multitudinarias. Podría hablar de cómo celebro que la naturaleza se esté revelando por lo mal que la tratamos. Podría hablar de tantas y tantas cosas que me hacen odiar a la gente, aunque quiera a personas determinadas y concretas. Podría hablar de cómo me ha hecho reír el nuevo podcast de Kiko Amat y Benja Villegas. O de cómo estoy disfrutando 'Starlust. Las fantasías secretas de los fans', con las disparatadas historias de groupies de Bowie, Marc Bolan, Boy George, Barry Manilow y otros artistas que ni sabía que existían. Pero hoy venía aquí empujado por una necesidad de vomitar palabras sin sentido, fluyendo en la anarquía de una mente liberada. Como cuando te metes en la piscina a dar brazadas sin más meta que llegar al otro extremo, coger un poco de aire, y seguir dando brazadas que no te llevan a ninguna parte. Thom Yorke desde el sótano cantando que cualquier tiempo pasado fue anterior, que dirían Les Luthiers. Vas cayendo en el sueño desde un tobogán de notas musicales que no entiendes pero sientes, a medida que coges velocidad. Correr excita, en parte por el vértigo de saber que caerse sería realmente doloroso. Empiezo a sentir el final del duelo, y me apetece abrir puertas. Y supongo que por eso le he tirado los dados a La Chica de las Distorsiones, no sea que vaya a salir un 7. Quiero dejar de autoexplotarme y volver a autoexplorarme. Desconfinar la bomba y cegarme por la luz que haga cuando explote, si es que alguna vez lo vuelve a hacer. Poner un punto y aparte y tirarme en plancha párrafos abajo, confiando que sea lo suficientemente hondo. Dame argo pa' poner fin al letargo. Avísame si esto se hace demasiado largo. Y déjame que me coja a tu "quan vulguis!" como si fuera un excitante aviso de correos, de esos que te hacen querer que llegue el día siguiente para ir a recogerlo y ver qué es...


dimarts, 24 d’agost del 2021

cONtRaSeÑAs

 

No sé por qué, pero me ha dado por pensar en el blog, y me he venido hasta aquí para ver si todavía existía, o si Blogger lo había aniquilado (como me pasó con la primera versión de dEsoRdeN, hace 1000 años. Lo recuerdo como un torpedo atravesándome el alma. Como si me hubieran robado una parte de mi vida). Esta vez estaba intacto, pero no me acordaba de la contraseña, y por un momento he pensado que no la recordaría y que tropezaría de nuevo con la misma piedra, como la canción del casposo Iglesias. Bueno, de Julio, que si no especifico podrías confundirlo con el hijo (¿tiene más de uno...? Ni lo sé ni me importa lo más mínimo). Volviendo a la contraseña, efectivamente la había olvidado, porque no recuerdo ni qué he comido hoy. Benditos métodos de recuperación de contraseñas y de cuentas, porque si no estaría abriendo nuevos perfiles de todo cada semana. He podido recuperarla y cambiarla, y para celebrarlo, escribo unas lineas que no tienen ningún fin ni objetivo claro. Simplemente, acabar con este silencio, dar señales de vida en este mundo miserable y... poco más. 

Tras unos meses de ostracismo voluntario y una buscada vida ermitaña y asocial, el verano me está sirviendo para sacar un poquillo la cabeza ahí afuera. Todo sigue igual de gris y desalentador, pero como mínimo he recuperado algo de vida social e incluso algunas noches de diversión. Morenita Amelie me despertó la líbido muerta la otra noche, y hasta me ha pasado por la cabeza abrirme Tinder (algo que siempre me ha horrorizado). Pura respuesta al aburrimiento, a esta vida cada vez más aislada por las circunstancias y el miedo que nos quieren imponer los de las americanas y corbatas, y al pasotismo absoluto (a veces hasta diría que rozando el desprecio) hacia el sexo opuesto, tras La Gran Decepción (ya no se merece otro nombre, así que he decidido hacer como con la contraseña: cambiarla). 

De aquí a 4 días se acabará el verano y el oasis de las vacaciones, y volverán las asquerosas rutinas y el ritmo vertiginoso, así que dudo que vaya a darle a esto ninguna continuidad. Pero nada, espero que la vida os haya tratado bien en todos estos tiempos distópicos, y más aún en los que vienen. Y como sería imposible resumir todos estos meses en una canción, cojo alguna de las más nuevas. Nunca acabarán las novedades, y eso es lo que me mantiene vivo, mínimamente feliz, y con unas ganas enormes de que nos dejen volver a ir a bailar las noches...