"En un mundo tan feo como éste, la única revolución posible es la belleza"
(Escuchado hoy mismo a Ramon Trecet, en Radio 3)

Hay un cuerpo girando en la cocina...
Si todavía no lo has escuchado, ¿para qué narices vives?
PD: Quien quiera el teléfono, sólo tiene que pedírmelo...




Por motivos de trabajo, hoy he tenido la desgracia de contemplar el penoso espectáculo de la feria de moda super-ultra-cool-moderni-fashion-tontolculing 'Bread & Butter'. Admito que tengo gran facilidad para encontrar gente contra la que volcar todo el odio que llevo dentro, pero la erupción de bilis que me ha venido allí estaba plenamente justificada. Empezando por el hecho de que las chicas que hacían las acreditaciones sólo hablaban inglés o italiano, siguiendo porqué a un compañero le ha tocado la borde que no le quería acreditar porqué 'las normas dicen que se necesita una carta de tu empresa solicitando la acreditación' (esto dicho en un español macarrónico italianizado, claro; al resto nos han hecho el pase de prensa sin problemas sólo con el carnet de periodistas, como en todos los sitios normales), y rematando con la enorme concentración de 'fashion víctims' agilipollados que me hacen sentir más vergüenza todavía de la raza humana (que ya de por sí, es vergonzosa por naturaleza): disfrazados como capullos, andando por la vida con unos andares soberbios como capullos, girándole la cara como capullos a un compañero que preguntaba dónde era el stand que buscábamos, o no pidiéndote disculpas cuando te pegaban un pisotón, histéricos como capullos como estaban, persiguiendo al futbolista de moda que si fuera persona de la calle no sería tan 'supercool' ni iría 'tan bien vestido', aunque llevara exactamente la misma ropa. Por un momento, me habría gustado ser la Rose McGowan coja de 'Planet Terror' y protagonizar una masacre con coreografía a ritmo de The Cramps...

Hemos vuelto con media hora de retraso por la niebla sevillana. He visto a la doble de Luz en un bar a 3 minutos de mi casa. Me he comprado móvil nuevo. Me he cortado el pelo. Me ha dado pereza llamarla para felicitarla. He renunciado a una salida nocturna porqué era en el mismo garito pijo insosportable de siempre. Y, tras la cena, he sentido la enorme fuerza de unos organismos microscópicos que han invadido mi sistema digestivo y me han convertido en escatológica fuente humana, que extrae ipso facto de su cuerpo cualquier alimento sólido o líquido ingerido previamente. ¿Será un castigo divino por algo que he hecho? ¿Por algo que no he hecho? ¿Será el desequilibrado influjo del caótico Pete, horas antes de nuestra cita pendiente? Estoy hecho polvo, y si las putas microbacterias virales me lo permiten, voy a intentar descansar un poquito...




