divendres, 11 de setembre del 2009

11 dE SetEMbRe



Me la sudan banderas, fronteras y nacionalismos de todo tipos y colores, pero lo cierto es que los últimos años he ido acentuando mis ganas de enviar a tomar por culo al resto del país, por la campaña agresiva de hostilidad y aversión hacia los que, por aquellas casualidades de la vida, nacimos en mi tierra (no es la única parte de España a la que nos toca sufrir esa demonización). Afortunadamente, uno ha tenido la enorme fortuna de poder recorrer mundo y abrirse de mente lo suficiente como para quererme por igual a mis amigos de Barcelona, Donostia, Madrid, China o Canadá; y también de odiar por igual a los gilipollas universales, a los que tanto puedes encontrar paseando por Plaça Catalunya, Paseo de La Castellana, o Hyde Park. Y si este fuera un país normal y democrático, todos y cada uno de sus ciudadanos deberían poder expresar libremente y en las urnas si quieren vivir organizados como X o como Y, y aceptar los resultados de manera natural, fueran cuales fueran. Y no pasaría absolutamente nada. Pero como seguimos anclados y esclavizados por los fantasmas y las rencillas de la generación de nuestros abuelos, y como somos un país de incultos, ignorantes, incívicos y frustrados fácilmente manipulables, pues así nos va a todos. Yo lo único que sé es que me siento tremendamente feliz y rico de poder expresarme perfectamente en dos lenguas maternas, y que me gusta todavía más salir a ver mundo, conocer gente e intercambiar experiencias y puntos de vista. Y cuanto más diversos, mejor. Lo tenga que hacer en catalán, en castellano, en inglés o haciendo dibujitos en una servilleta de papel. ¿Y qué importa la forma, mientras la chicha sea interesante?

Os dejo unos psicolabis de dEsoRdeN sonoro autóctono, a ver si os gustan...









9 comentaris:

yo, la reina roja ha dit...

El bilingüismo hace ricas a las personas. Y me encantaría que en las escuelas se enseñara un mínimo de euskera y de gallego. Nuestro país tiene una gran riqueza que los políticos quieren minar y dividir. Algunos de a pie cuelan y piensan que ser bilingüe es un espanto y que confunde (lo oí una vez que escuché por casualidad la COPE...).

dEsoRdeN ha dit...

Totalmente de acuerdo, reinaroja. Siempre he pensado que es absurdo que en la escuelas de toda España no se enseñen euskera, gallego y catalán, que también son lenguas oficiales. Como mínimo, nociones básicas, y que luego cada uno elija si quiere profundizar más o no en la materia. Qué manera de menospreciar la propia riqueza cultural, que es fantástica. Yo alucino...

yo, la reina roja ha dit...

Es que es para alucinar. Todos los idiomas son bellos y recogen la historia de los pueblos. ¡Y nosotros tenemos más de uno en nuestro país! Sería para sentirse orgulloso pero es al contrario... En fin, desorden, nos estamos poniendo políticos, bueno, no, románticos.

dEsoRdeN ha dit...

Sí, reina roja. Por eso también el referendum de hoy en Arenys de Munt me ha parecido un maravilloso ejercicio de libertad democrática, aunque no fuera vinculante: los que han querido ir a votar, han ido. Los que no, no. De los que han ido, unos han votado SÍ (la gran mayoría), otros han votado NO; y hasta los fachas de la Falange también han tenido la oportunidad de expresar su rechazo al acto. Esto debería ser la democracia, si realmente existiera en nuestro país (y en general, en el mundo entero)

ardilla ha dit...

ya me gustaría a mi tener dos lenguas maternas, y así poder enterarme bien de la nueva serie de la tv3 "arros covat" de juanjo saez, majo! :D

Nancy Lust ha dit...

la estupidez humana es universal...

he dicho

dEsoRdeN ha dit...

Si necesitas clases a distancia, me lo dices, ardilla. Y si son a distancia cortita, mejor... XD

totalmente, nancy lust. Incluso diría más: la estupidez universal es humana. O la humanidad es estúpida. Que para el caso, es lo mismo

mordiscos estúpidos

GUIZMO ha dit...

Curioso, yo nací en Barcelona, aunque me he criado casi toda mi vida en Zaragoza. La cuestión es que hace ya años volví a la ciudad condal para estudiar la carrera y percibí esa hostilidad y aversión de la que hablas pero precísamente a la inversa, es decir de los catalanes hacía los no catalanes. La cosa era algo constante y molesta en el día a día y llegó a tocarme tanto las narices que en cuanto terminé la carrera me largué con la intención de no volver a ese lugar que yo recordaba con cariño por mi infancia pero que de mayor me hacía sentir tan excluído.
Supongo que está claro que todo depende, como siempre, del prisma desde el que se miran las cosas.

dEsoRdeN ha dit...

Es muy posible que la cosa sea recíproca, guizmo. Por aquellas gilipolleces propias del ser humano, que no se sabe bien si fue antes el huevo o la gallina, pero los unos por los otros y la casa sin barrer. Es bastante triste y absurdo, sea de un lado o del otro, la verdad...