
El fin de semana se viste de colores extraños: de negro Winehouse, de rojo noruego, y de vivos tonos de descarado expresionismo. Oigo acentos colombianos, chipriotas o andaluces. Cenas en talleres de artistas con altillo lascivo. Humus, vino y rondos de maría. Ritmo de balón. Paseos nocturnos, y sueños diurnos. Me gusta soñar de día y realizar los sueños de noche. Es el ritmo natural del dEsoRdeN. Y cuando los sueños no se realizan, no hay más que buscar nuevos sueños, y volver a jugar. La vida es juego, y mucho tramposo alrededor. Y quien roba a un ladrón, me mola un copón. 48 horas sin salir de casa, con la única compañía de mi propia perrería, mis queridos papis, o las voces que entran y salen por los distintos canales del siglo XXI. Muchos planes interiores, pero pocos de ombligo hacia afuera. Mi cuenta corriente parece el Ministerio de Economía griego, he terminado la 1ª temporada de 'Pop Ràpid', y me acabo de pulir la última botella de la reserva de Cacaolat que almacené cuando supe la terrible noticia. Se avecinan días duros en la Vil.la del dEsoRdeN, pero siempre nos quedará la alegría de que ya casi huele a vacaciones. Y, a falta de planes que se demoran, empezarlas con un concierto al que me invita M-Pop siempre será un buen plan...