divendres, 17 d’abril del 2015

TeRrOreS cOTidiANoS




Hoy asistía a la primera reunión de vecinos de mi vida, y admito que iba acojonado. La pereza que me daba era solo comparable a la que pueda tener un koala en pleno verano tras atiborrarse de hojas de eucaliptus y mientras ve una etapa llana del Tour de Francia. La sola posibilidad de que me cayera algún marronazo o algún cargo de esos relacionados con papeleos, burocracias y demás inventos absurdos de la humanidad me creaba pánico. Si hasta llevaba un par de días volviendo a sentir esa sensación de mareos nerviosos como los que tuve en verano con otros marrones también relacionados con el New diSoRdEr's Palace, o al principio de temporada con los cambios hiperestresantes en el curro. Por suerte, somos pocos, y la cosa ha ido rápida. Cuando han empezado a hablar de números, coeficientes y no sé qué mandangas, yo iba asintiendo lentamente mientras por mi cabeza pasaba más o menos algo así...


A pesar de mi limitada mente de letras, he apretado un poco el cerebro y debe haber salido un zumillo de sentido común para entender más o menos lo que explicaban. Cuando ha llegado el punto de elección de nuevos cargos, mi cara debía estar blanca, una sequedad extrema de garganta ha estado a punto de provocarme la asfixia, y el tiempo ha pasado desesperadamente lento. Poco antes de entrar a la reunión, el presidente de la comunidad había dejado caer un comentario incidiendo en el punto de la elección de nuevos cargos, y mi mente tenía clarísimo en aquél momento que, como yo era el nuevo, entre todos habrían urdido un complot para cargarme el muerto. A esas horas de la tarde, casi me habría cambiado por estar en el pellejo de Rodrigo Rato. No había escapatoria...


El administrador con cara de palo ha planteado la cuestión, y yo he girado la cabeza hacia los demás, como mirando flojito y deseando tener la fórmula de la invisibilidad. Cuando han empezado a hacer broma sobre el cargo del presidente actual, y he empezado a percibir que él era el primero que quería seguir ejerciendo como tal, un gran rayo de sol ha iluminado la estancia. Incluso me ha parecido ver a través de la ventana a la gente de la calle brincando y bailando por encima de los coches y agarrándose a las farolas. Y, de manera nada frecuente, incluso me ha parecido sentir en lo más hondo de mi ser un ligerísimo sentimiento de empatía hacia los musicales, sin que ni tan siquiera me provocaran arcadas; algo así, menos en el jersey rojo...


De vuelta para casa, los rancios estúpidos que me cruzaba por la calle tenían cara de buenas personas e incluso sonreían; los coches no hacían ruido y respetaban los pasos de peatones; e incluso la poli metía en la trena a un ex-ministro corrupto (como tantos otr... todos). Pelar patatas para hacerme una tortilla ha sido juego de niños. Y he escrito a éste y aquella, y he felicitado cumpleaños, y he decidido que invitaré a una multitud para el mío. La felicidad está en los pequeños detalles, y mejor disfrutarla hasta que llegue el próximo hostión de realidad...



PD: Esta semana murió Percy Sledge... :(




3 comentaris:

Campanilla ha dit...

Me alegro que te hayas librado de semejante encargo/MArron!!

Besitos

hiro ha dit...

jajaja de quina bona t'has lliurat! t'he imaginat ballant i cantant estil bollywood mentre pelaves patates XD

dEsoRdeN ha dit...

jeje, gracias, Campanilla :)

Poc li falta a la teva imaginació per coincidir amb l'alegre realitat del moment, hiro... XD