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Esta mañana en el vidrio del vagón de metro había enganchada una pegatina que decía algo así como: "¿Crisis? La solución está en el nacionalsocialismo", y también venía una dirección web que no logro recordar. Luego habrá quien pretenda convencerme de que me tome este mundo en serio. El otro día me decían que se me ve negativo últimamente. Y yo no paro de escuchar a Los Punsetes, y he empezado a leer 'Cosas que los nietos deberían saber' de Mark Oliver Everett (el cantante de Eels). Así que casi que no me queda más remedio que darle la razón a quien me lo decía. La verdad es que lo he escrito ya varias veces, y no sé si será que me estoy convirtiendo en Pitufo Gruñón, pero la gente cada vez es más odiosa y la soporto menos. Cada vez más egoísmo, más incivismo, más estupidez, más vanidad, más mala educación y menos empatía. Suerte que está prohibido tener armas, porqué me dan ganas de usar una 1000 veces al día.

Y me ha dado por ser cada vez más cínico; más cáustico; más provocador; y por disparar ideas y palabras con más mala leche y sin ningún tipo de piedad. No de manera indiscriminada, sino a los que me tocan las pelotas, o a los que me parece que son injustos, cretinos, prepotentes... creo que uso el humor negro y la mala folla para protegerme de la impotencia y la frustración que me provoca esta mierda de sociedad en la que vivimos. No lo digo en plan adolescente demagogo rebotón, porque la dejé atrás hace tiempo. Es que es así: esta sociedad da asco. Empezando por éste que escribe y acabando por tú que me lees, e incluyendo a todos los demás. Pero me jode y me frustra un montón sentirme incapaz de cambiar según qué cosas; según qué comportamientos; según qué dinámicas. No sólo mías, sino especialmente las de los demás. También es verdad que siempre me ha costado admitir realidades que no sean la mía, y que no soporto que alguien no me dé la razón cuando sé que la tengo. Cosas del individualismo, o de ser un malcriado. Pero bueno, hoy hemos acabado llorando de risa en el curro cuando hemos empezado a lanzar dardos de mala hostia y humor negro, repartiendo a diestro y siniestro. Empezando por uno mismo, que es la manera sana de hacer este tipo de terapias, claro...

Y siento un torrente de energía subiendo como en un volcán dEsoRdeNado. Hordas de mala baba y venganza contra la ineptitud humana, aunque sea a modo de torpes parches de autoengaño que no cambiarán nada, pero me harán sentir mejor. Como un palestino tirando piedras contra Israel, porqué en el fondo sé perfectamente que soy una mierdecilla de granito de arena microscópico. El más importante de mi vida, sí, aunque eso no cambia nada. Pero como rezaba hoy otra de las frases de filosofía de pizarra: "la vida no consiste en quejarse por que la tormenta no se acaba, sino en aprender a bailar bajo la lluvia". Cada uno que decida si elige llevar paraguas...

*Esta peazo versión se la he tomao prestada a Caótica...