dijous, 21 de maig del 2020

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Ponía hoy en redes un compañero de curro algo que me ha hecho mucha gracia y con lo que estoy de acuerdísimo: cuando se acabe el confiamiento, ¿los que estamos encantados con la cuarentena tendremos derecho a algún tipo de atención psicológica para compensar la vuelta a la indeseable rutina habitual? Que no suene frívolo ni egoísta, pero yo estoy disfrutándolo de una forma increíble. Evidentmente no me olvido del trasfondo trágico que hay detrás, ni de las muchísimas muertes que ha habido, ni de lo jodido que lo están pasando los sanitarios, ni la gente que ha perdido el curro, los que no están ingresando nada... soy perfectamente consciente de la situación global, y por supuesto que es un drama (y ya nos podemos preparar tod@s para lo que se nos viene encima...). Pero dentro de esa situación global, hablo específicamente del aislamiento social (y con la enorme fortuna, y cruzo los dedos y toco madera, de haberlo vivido por ahora sin casos del virus que hayan afectado a los míos ni a mí mismo). Del hecho de estar 24 horas al día conmigo sin ningún tipo de obligación ni compromiso social, y dedicarme y organizarme el tiempo a mi gusto. Y sobretodo, de haber frenado el ritmo vital. Que sí, que he tenido días de ir de culísimo por curro y mis mil historias, pero también otros de parar, leer, pensar, tomar el sol, respirar, o ver las golondrinas haciendo ballet en el cielo. Y, joder, qué bien sienta todo eso. Y me paro a pensar y me pregunto que por qué narices no lo hago de manera más frecuente, si me sienta tan bien. Todo eso que dicen de que esta experiencia nos va a cambiar y nos va a hacer mejores como sociedad y bla, bla, bla... me parecen gilipolleces muy naïve, porque sólo hay que mirar alrededor para ver que estamos rodeados de mendrug@s egoístas que continuarán siéndolo por los siglos de los siglos. Pero a nivel individual, espero aprovechar todo esto para cambiar algunas de mis rutinas y ralentizar mi existencia. No sólo por mi propia salud, sino también por la de todos mis demonios internos...*




*Hablando de demonios internos, esta noche he visto un documental muy recomendable sobre Dennis Rodman. No soy ningún fan del baloncesto, aunque había jugado de pequeño y tuve mis años de comprarme revistas de basket. Pero la historia humana que hay detrás es realmente interesante (y muy triste también...)


6 comentaris:

Pio ha dit...

Soy una de las que piensa como tú. Antes de la cuarentena,tenía un nivel de estrés altísimo, dormía regular y hasta me había salido en la mejilla una pequeña rozacea. Antes de la cuarentena ya era una rancia, porque soy de esas personas que no suelen tocar y besar a los demás (nunca entenderé lo de los dos besos a desconocidos), y ahora va a ser maravilloso en ese aspecto

Vegetar sin culpa,ha sido una liberación sin mala conciencia, dormir, crear mi propia rutina, mis normas en el día, disfrutar un café a media tarde. Lo malo es que en mi caso no curraba y a veces mi cabeza iba a mil por hora y tenía que obligarme ha hacer cosas para estár más sana mentalmente.
Lo único malo de no poder socialar, es estás abrazada a alguien con el que quieras estar, por lo demás bienvenida nueva normalidad.

Como bien decía, si lo intentamos, creo que podemos modificar las rutinas que llevabamos hasta ahora, pero si no hay un cambio de mentalidad, que dudo, va a ser inviable. Aunque, no me he hecho lista, pero si tengo claro que quiero hacer todas las cosas que me he negado por gilipollas.

¿Tendremos el síndrome de la cabaña?

Besets little D

Ses ha dit...

Buf, jo també m'hi estic acostumant, i em considero una privilegiada perquè m'ha pillat de baixa; però trobo a faltar els meus nens (a veure com els mantenim a dos metres de distància sense que ens agafi un atac de cor).

Laura ha dit...

Mural de quejas ¿aquí? jajajaja
😊
Mira que como empiece no acabo, eh!

Petons bonic.

José A. García ha dit...

Organizar los demonios internos, de la forma en que fuera, ya es de por sí un logro.

Saludos,

J.

hiro ha dit...

Com saps, abans del confinament, natros ja ens plantejàvem marxar de Barcelona. Doncs després de tot això ja et pots imaginar que pensem... Però amb la crisi econòmica i social que se'ns tira a sobre ja veurem què podem fer.
Sí, aquesta pausa ens ha fet adornar-nos de moltes coses. Tot i que hi ha genteta a qui tot això no els haurà servit de res. Són els mateixos que des de el primer dia ja invaïen les platges, i passen de distàncies socials, franges horaries, mascaretes ni punyetes. És a dir, els imbècils.

Cuida't dEseNdreÇat!

Beauséant ha dit...

Sólo hemos necesitado que nos suelten un poco la correa para ver cómo somos realmente. Se acabaron los aplausos y las chorradas, todo deseando salir, apiñarse e irse de vacaciones.. Los buenos propósitos se fueron en cuanto se nos pasó el miedo...

Es una pena, me ha gustado todo este tiempo en que el mundo iba más despacio, en el que incluso te daba tiempo para aburrirte un poco y no pasaba nada...