Welcome to Cab’s City. Vuelo plácido al escenario de un misterioso asesinato en Manhattan. Recuerdos belgas, llenos de vida salvaje. Larga vida al SOHO, vía 5th Avenue. Verano tórrido y soleado, de placidez inversamente proporcional a lejanas tragedias que perduran en la memoria. Skyline incompleto, pero igualmente impresionante. Puente a Brooklyn. How sweet it is! Devil inside en paredes con vida propia. Say It Loud, I’m Black & Proud. Celebraciones vitales, trances místicos y creencias firmes, que te convierten en un chicken skin. Olimpos negros de voces históricas que, seguramente, esa señora caduca vio en su época de máximo apogeo. Supervivencia en Harlem, a la manera de cada uno. Smells like teen spirit. Hormonas revolucionadas por ídolos de bizcocho en el Madison Square Garden. Subo a la azotea de la ciudad, pero por dentro. Yo no tengo la fuerza ni la piel termostática de King Kong. Sentirse pequeño tan cerca de las estrellas es un sentimiento difícil de explicar. 65 kms. de neón iluminan un mundo de mentira. Lo vuestro es puro teatro. El arte moderno es la polla, y más si es gratis por la patilla de un carnet profesional caducado y con los apellidos equivocados. El pulmón de la ciudad es una ciudad en sí; territorio de ardillas, perdidos, amantes, y corredores fantasmas que escapan de sus pecados capitales en la capital del pecado occidental. Escenarios de crímenes reales y de celuloide. Ángeles húmedos vigilan en la sombra oscura de un día que se va a dormir. Coney Island es el paraíso kitsch por excelencia. Encanto popular, fantasmagóricas atracciones que se aguantan por los pelos, y una playa en la que no verás ni medio pecho por metro cuadrado. Cosas del puritanismo y la doble moral yankee. Chinatown hace honor a su nombre, y Little Italy también, literalmente por ambas palabras. Mi casa imaginaria está en el East Village, donde Romantic Types aguardan con flores a amores de juventud que morirán antes o después. Como murió hace poco el templo del punk neoyorquino, ahora convertido en tienda fashion de ropa y discos. Centenares de historias sobreviven en las paredes que tantas veces oyeron aquello de “One, two, three, four!”. Los de Queens son todavía una institución en el barrio. Súbitos chaparrones a media tarde. Refugios en bares. Zapatos mojados sobre la mesa, y bellos rostros anónimos secos de amor. Cosas de casa en Trash & Vaudeville, y ruta rockera por el barrio que más me enamora. Espirales hacia el cielo por la patilla, bajo la amenazante presencia de arañas gigantes que guardan las obras de la creatividad humana. Colarse en hoteles con demasiada historia desordenada como para quedarse en la calle es una obligación. Kerouac, Patti, o Sid & Nancy, en un crimen para la historia y la leyenda del punk. Suerte que hay quien nos recuerda que JC vino al mundo para salvar a los pecadores como nosotros. Aunque yo prefiera creer las sabias palabras de mortales llenas de vida y espíritu guerrero como Patti. Su sueño de vida vale la pena, como sus posteriores explicaciones irónicas que hacen de la última noche en la gran manzana algo para recordar. Tras la ventana de la memoria, muchas cosas para guardar, muchas otras pendientes, y la luz de las 1000 cosas que, espero, queden todavía para descubrir y abrirnos la boca de sorpresa y grata admiración.
10 comentaris:
tinc tanta enveja que crec que m'estic posant verda..
disfruta molt!!
petons
Ehhh, algunas fotos yo también las tengo...Bonita NYC verdad? engancha. Y yo que hasta hace un año era antinew york y ahora estoy deseando volver...
Yo estuve en tu tierra de vacas. Pasé por el sidekar y me hice una foto allí, manías tontas
Beatrix? O ets l'increïble Hulk? ;P
Joder si engancha, stones! Yo también me quedé con ganas de más. Je, je, lo del Sidecar. Todos tenemos nuestros puntos freakies!
Ptns
Nueva Roma, te cura o te mata, lalalá.
Por ejemplo, santero (si os pensáis que he madrugado en vacaciones, me conocéis muy poco. Llego ahora, con aquella alegría de la vida...)
Los paradigmas de ciudad, a las que siempre se vuelve. En invierno es fascinante.
Justo pensaba que si vuelvo, santero, me gustaría que fuera en invierno
simplemente sublime tu descripción de NYC, yo tuve la sensación de cansancio absoluto entre tanta y tan frenética actividad, tal y como decía Frank Sinatra, realmente es la ciudad que nunca duerme, la gente se mata en los gimnasios hasta altas horas de la madrugada para poder digerir los alimentos maxi grandes que alimentan la ciudad, las mujeres más espectaculares del mundo están allí igual que las más dinosauricas, pero realmente es como estar dentro de cualquier peli, de lo que hemos mamado desde pequeños, yankeelandia con todas sus letras!
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