dijous, 19 de febrer del 2015

siXtieS giRLs





Las chicas sesenteras han puesto banda sonora a los días post-londinenses. Días de reordenar (sí, lo sé, suena asqueroso) el dEsoRdeN, de recuperar sueño perdido, de visitar a mis padres, de pedir hora definitivamente para la artroscopia de mi pierna con cachitos de tendón y labrum, y de alocadas noches improvisadas de carnaval en la costa, rememorando el viaje a Cádiz de hace un año. Justo hay hace una semana de lo de Polly Jean, y sigo imbuído por el espíritu del episodio, revisionando toda su discografía y escribiendo al respecto. Me he rapado y afeitado, y tenía muchísimas ganas de pasar uno de esos días caseros y sin planes, después de dos semanas de ajetreos, pendoneos y viajes. Lo de la gente educada y cívica que se queda educadamente en el lado derecho de la escalera mecánica queda ya lejos, como en una peli de ciencia ficción. Y el contraste con el entrañable país de los "Excuse me" y de los "Please" para todo es terrible. De hecho, para volver a la cruda realidad del tercer mundo basta con llegar a la puerta de embarque del aeropuerto de Gatwick y reencontrarte con aborígenes hispanos gritando a los hijos y pasándose las colas por el forro. Qué asco me da este país y sus hordas de gente maleducada...


Los 4 días británicos sirvieron para incrementar la leyenda meteorológica dEsoRdeNada (0 gotas de lluvia en pleno mes de febrero, y un frío más suave que en en diSoRderLand la semana anterior). El encanto de Portobello o Camden sigue cediendo terreno a las tentaciones disneylandísticas, pero lo bueno de viajar fuera de temporada es que te evitas invasiones guiris desmesuradas, aunque en el fondo tú seas uno más de ellos (pero uno nunca asumirá ni aceptará ese papel, porqué uno es viajero del mundo o etiquetas similares, no un turista cualquiera...). Bueno, la verdad es que sí que tengo tendencia a salirme un poco del rebaño, y opté por irme a buscar la casa de Amy Winehouse antes que hacer según qué visitas recurrentes en la geografía turista de la capital británica. Entre el día gris y la soledad de aquél parque desangelado, el homenaje fue algo deprimente, aunque la última víctima de la maldición de los 27 me cantara desde el más allá por mis auriculares. Si no hubiera ido pillado de tiempo para mi cita con PJ, quizás habría picado a la casa, a ver si la chica rubia que se veía a través de la ventana explicaba alguna historia interesante o incluso me dejaba ver el interior. Otro punto de atención dEsoRdeNada fueron dos tiendas de Rough Trade: una en Notting Hill, y otra en Brick Lane, donde me colé en un concierto de unos tales Peace, haciéndome el sueco con el segurata y con el chico del guest-list de la entrada. No los conocía, pero me gustaron y me compré el nuevo disco que presentaban. Al final no pude ir a Honeyblood (no quedaban entradas), igual que tampoco a los partidos intersemanales de Arsenal y Chelsea (por el mismo motivo). Pateé kilómetros y kilómetros, me moví como pez en el agua por el metro londinense (qué caro es el puto transporte allí, joder! Qué caro es todo, de hecho...), y fue curioso salir una noche al Borderline, entre post-adolescentes borrachos vibrando con horribles canciones horteras (la única que se salvó fue 'Ain't No Mountain High Enough', que además fue de las pocas que conocí...), el inquietante segurata calvo griego que parecía desconfiar de mi, y la camarera de la camiseta de Soundgarden sirviéndome de memoria los cubatas a 1 libra con un ridículo dedillo de whisky (en vez de coger el puntillo, por cada 'cubata' que bebes te vuelves más sobrio, por el efecto de la cola). El paseo nocturno por la orilla del Támesis estuvo chulo, aunque la decepción fue encontrar que las obras en London Bridge habían taponado la entrada clandestina a las catacumbas del metro de London Bridge donde hace años vi un concierto secreto de Black Rebel Motorcycle Club. También me compré un libro de los Cramps que tiene una pintaza tremebunda, y una lámpara muy chula para mis padres en Covent Garden, donde la chica que cantaba ópera en el mercado me guiñó el ojo cuando le eché 1 pound. También me lo guiñaron las prostitutas que me ofrecían "business" en Sussex Gardens, bien cerquita de mi hogar circunstancial. En las tiendas de masaje oriental de Charing Cross, las chicas también ofrecían entrar a probar sus sospechosos servicios (supongo que con happy end), y afortunadamente, sobreviví en la ciudad gracias a los múltiples restaurantes y locales de comida internacional (los británicos no pueden presumir demasiado de gastronomía propia, la verdad...). Y, en general, esta metrópolis que creo que es la segunda que más veces he visitado en mi vida me sigue seduciendo y atrayendo como para pensar que, llegado el caso, podría vivir allí durante una temporada (con un sueldo londinense, claro está...)








6 comentaris:

hiro ha dit...

Quan vaig anar a Londres fa uns anys, tampoc va ploure ni gots, tot i que he de puntualitzar que vaig anar en ple més de juliol, of course jajaja
Em va agradar la ciutat, però no sé si podría viure-hi. Plou massa!! recorda-ho!! i el menjar és immund! i el metro caríssim!! això sí, la gent és moooolt més educada i cívica que aquí.
Com ha de molar això de colar-se en un concert a una botiga de Rough Trade XD

Vaig a gaudir una mica de la banda sonora de noies sixties que has posat ;D

dEsoRdeN ha dit...

Ja, el clima i la gastronomia em farien estar de mala llet als 4 dies segurament... jaja!

És un triple disc brutal, hiro!! L'he vist també a Amazon!! ;D

ALOMA69 ha dit...

Veo movidas muy intensas por aquí.

No me vendría mal una escapadita a Londres, tengo una amiga instalada allí desde hace muchísimos años y todavía no la he ido a visitar. A ver si me pongo las pilas!!!

Saludos!!!

dEsoRdeN ha dit...

Si lo llego a saber, la visito yo, Aloma69... ;D Si tienes casa allí, no sé a qué narices esperas!! :)

ALOMA69 ha dit...

Soy de lo más perezosa para los viajes.

dEsoRdeN ha dit...

A mi me encanta viajar, pero admito que me da una pereza horrible preparar los viajes (que si billetes, que si hotel.... aaagghh!!)