VeRy ImPOsToR's PeOpLe

Una excompañera de trabajo que es un sol nos invitó a la inauguración de un bar musical-restaurante en la zona pija de la ciudad. Hoy, y con cena-cocktail incluída. Llego al Broadbar y me encuentro con coleguita D, y nos colamos en la zona VIP. Champagne Pommery y delicatessens japonesas para alimentar a un ejército, sofás que de buena gana me habría llevado para mi casa, y entre la mesa de un futbolista titular del Barça y la de un ex subcampeón del mundo de motociclismo. Todo el mundillo de nuestra profesión por allí, pero en la pista de los mortales, y debiendo alucinar al vernos allí metidos, como si fuéramos de la familia Corleone. Y nosotros descojonándonos de la situación, cenando como marqueses por la patilla, y invitando a gente a subir, diciéndole al gorila que controlaba el acceso que les dejara pasar, que eran amigos nuestros. En esto que veo a S (la que me ha enamorado 28 veces, como expliqué en otro post la semana pasada), junto a otra S de idéntico nombre y belleza, y le digo que se vengan, que las vamos a tratar como unas reinas (ella siempre me llama rey moro). Y así de bien hemos cenado: comida, bebida y compañía de lujo, unas risas, y mientras estábamos allí, recibo mensaje de la P costarricense que conocí en el Sidecar, diciéndome que le apetece mucho quedar, y que el sábado me llama. Hay días que no deberían acabar nunca...