diumenge, 29 de desembre del 2019

iMbéCiL




Suena Otis Redding en mi apartamento alquilado en una urbanización desierta en mitad del paraíso. Allí donde río y mar hacen el amor a ritmo tántrico, tan (t)ricamente. Llego al ecuador de esta escapada que, más que escapada, es huída. De todo y de todos. Y especialmente de ti y todas tus ambigüedades. Las que me han sacado del raíl. Tiene narices que huyendo de ti te haya dicho de venirte. Una más de las muchas contradicciones de una historia que no tiene ningún sentido. No sé si alguna lo debe tener. Las mías no. Como era de esperar cuando me dijiste que te encantaría y que me dirías algo, no has venido. La "cena de compromiso que habías olvidado" se une a tu lista de excusas más o menos verosímiles. Esas que no tienen por qué ser mentira, pero tampoco necesariamente verdad. Estoy hasta las narices de ellas. Se han convertido en las estrellas invitadas de estos dos últimos meses en que te has camuflado entre juncos de exámenes y trabajos para hacerte casi invisible. Yo te he mirado con los prismáticos, y por momentos me he dado cuenta de que sería capaz de seguir viviendo sin ti, aunque mi vida sería peor y mucho más vacía. Vacío me siento yo, aunque a veces te envíe a la mierda mentalmente con la prudencia del que todavía no tiene claro si hacerlo verbalmente. Quizás es lo que te merecerías por tu poca valentía y tu poca claridad. Me jode que seas tan injusta conmigo, cuando he sido franco y valiente contigo en todo momento. Seguramente no merezcas tanta atención, pero no puedo evitarla. Aunque no sea tu mejor momento para ella. Tampoco es mi mejor momento, así en general. Este rincón de otro planeta casi deshabitado es un buen lugar para estar estos días. Aunque me hubiera gustado compartirlo contigo, imbécil de mi.



dimarts, 10 de desembre del 2019

fiEbRe




El trancazo que llevo encima funciona como metáfora de mi estado: alterado, borroso, difuso, y con dolores de cabeza. Pillar un día de fiesta y salir de festival el fin de semana fue buena idea, aunque R-Ojos-Claros me ha dicho hoy que me vio algo chafado cuando le hablaba de Mrs. Bizarre. Estoy muy perdido. No sé para dónde tirar, no sé qué decirle y qué callarme, no sé qué hacer. Sólo sé que sus dudas y mis impaciencias parecen estar embarrando el terreno. Si hemos llegado hasta aquí ha sido haciéndolo todo fácil y fluído. Hay quien dice que hay que ser más estratega y hacerse de rogar, pero nunca he sido bueno en eso. Lo cierto es que no creo en esas teorías resultadistas y manipuladoras. Las cosas deben ser espontáneas para ser reales. Y me debato en darme otra buena hostia siendo valiente/inconsciente como toda mi vida, o probar una cosa distinta, ni que sea para ver qué pasa. Bueno, hay una tercera opción, que es ser todavía más valiente e inconsciente y rozar el suicidio actitudinal. Pero ahora mismo no siento muchas fuerzas, y seguimos teniendo esa charla pendiente que parece estar evitando. Lo hizo dos veces la semana pasada, y ya en su día tuve que ser yo quién sacara el tema cuando era evidente que algo se estaba torciendo. Y empiezo a estar cansado de mareos también, y quiero poner mi dignidad por delante. Y encima llega la puta Navidad que tanto odio. Ahora mismo sólo me apetecería perderme en una isla desierta a leer, escribir, escuchar música, reencontrarme conmigo mismo y matar esta fiebre insana...


dimecres, 4 de desembre del 2019

cAMí dE La cReU





Ha pasado una semana de la revelación de las palabras punzantes, y nuestro habitual carrusel parece haberse quedado parado en un pequeño remanso de paz, reconciliaciones, y todo aquello que comporta echarse de menos. Mejor eso que echarse de más. Echarse unas risas cada vez que nos vemos también es una buena fórmula, y no deja de ser otro intento desesperado para que se te caigan la venda de los ojos y los miedos, y devolvamos esta historia a su curso natural. El encuentro casual de ayer tuvo un punto de magia mundana, en mitad de la calzada, tú con tu aire alterado de siempre, y yo con dos bolsas de basura en la mano. El antipríncipe y la antiprincesa. Menudo par de tarados. Tarados alterados. Yo no sé qué narices pasará contigo y conmigo. Sólo sé que el camino está siendo movido. Y aunque eso siempre está mejor que el aburrimiento de una vida plana, un mal final podría ser bastante catastrófico para nuestra salud mental y nuestros equilibrios internos. No me atrevo a decir que en los últimos días he logrado estabilizarlo un poco, porque eso normalmente acaba con un desequilibrio de grado 9 en la escala dEsoRdeNada. Y mañana tenemos que vernos y hablar de muchas cosas pendientes, y seguro que eso nos remueve muchas cosas, para bien o para mal...