dimecres, 15 de maig del 2019

i LovE yOu gOLdeN bLUe




Escribe. Describe. Prescribe. I love you, Sugar Kane. Escucha colectiva de un disco, y hasta el propio músico dice que prefiere hacerlos cortos porque hoy la gente ya no escucha discos. Celebro ser tan poco gente. Y salirme por la tangente. Se me han caído las gafas y se me ha roto un vidrio. Qué gran metáfora de la vida. Triple grieta vitrial, aunque la palabra no exista. De hecho, existe, desde el momento en que me la invento y se convierte en realidad. La realidad es mentira, y esa es la única verdad. Yo ya sólo me creo lo increíble, porque hasta la verdad ha perdido por completo su credibilidad. Vivimos tiempos de mierda, aunque de vez en cuando se cuelen buenas noticias en el día a día. O mejor la noche a noche. Coge el coche. Qué derroche. A troche y moche. Y no sé lo que es el troche ni tampoco el moche. Quizás sean también palabras inventadas que alguien decidió convertir en realidad existente. Que vuelve a rimar con la gente tangente. Bucles y espirales a raudales. Y que se esfumen todos los males. Hay orden en el caos y anarquía en UK. Que rima con la canción del "Been trying to meet you!". El calendario dEsoRdeNado no tiene horas, ni días ni semanas. Tiene canciones. Miles de ellas. Imposible volver a escucharlas todas. Y aunque eso tenga algo triste, también la felicidad de haberlas disfrutado al menos una vez. No hay nada más duro que el 'nunca más'. Y más cuando no tienes culpa ni voz. Duele. Mucho. Soy perfectamente capaz de aceptar que cada persona sea un mundo. Pero me niego a tragar que eso implique tratar mal a los demás y saltarte el sentido común. Sea quien sea. Me hierve la vida. Soy conflicto invicto, y la paz sólo me la da la juventud sónica





etc, etc, etc...

dimecres, 8 de maig del 2019

pERo nO Lo eS




Estos días reflexiono bastante sobre la maldad humana. Todo por haberme cruzado con una persona deleznable que ha intentado cargarse el proyecto en el que llevo trabajando 3 años, por envidias, mediocridad y cero capacidad autocrítica. Tras unos primeros días de shock incrédulo, impotencia y muchísima rabia, poco a poco he ido rebajando la ira y me he ido edulcorando, quizás por una voluntad inconsciente de alejarme al máximo del comportamiento mezquino de la susodicha. Algo dentro de mi no deja de decirme que no debo dejar que salga impune de todo esto y que debe pagar por ello. Y otra parte trata de hacerme ver que la mejor victoria será recuperar el máximo de cosas, seguir adelante con más ganas que nunca y pasar de entrar en su juego sucio. Me cuesta decantarme por qué solución seguir. Admito que me encantaría verla hundida en la miseria. Es un deseo real, firme y visceral. Y no es por venganza, sino por justicia. Un comportamiento miserable debería tener consecuencias funestas para la persona en cuestión. El karma debería existir. Y a la vez también me parece que ignorarla sería el mejor desprecio. ¿Es lícito desear el mal a alguien que te ha atacado de manera gratuita e injustificada y no ha mostrado ningún respeto por el cuantioso trabajo ajeno? (inversamente proporcional al que ella no hacía). Cuanto menos, humano sí que es. Siento rabia. Muchísima rabia. Y a la vez me siento contento de no ser como este tipo de personas, y estos días me ha salido la cara más amable con los demás. A lo mejor por aquello de proyectar en los demás el trato que te gustaría recibir.

Este 2019 está siendo un año realmente complicado para mi a muchos niveles. Un año de mierda. Supongo que por eso tengo cero ganas de celebrar el cumpleaños. Y si reflexiono, y mira que soy autocrítico y exigente conmigo mismo, lo cierto es que todo lo malo me lo están provocando otras personas. En un caso, por decepción (enorme) e incomprensión. Y en este otro, por maldad extrema. Sé que no debería permitir que todo esto me afecte, pero me pasa. Cada vez soy más escéptico y misántropo, y tengo cierto miedo de que me acabe convirtiendo en alguien amargo. Siempre me he considerado optimista, alegre, irónico... en muchos aspectos no puedo quejarme para nada de mi vida, pero en otros tendría muchas razones. Y tengo la sensación de que llevo tiempo soportando cargas emocionales bastante bestias que algún día acabarán saliendo por algún lado. Se me han acentuado el cinismo y la mala leche. Y la rabia. Siempre ha estado ahí, y no se va nunca. En parte siempre celebro tenerla, porque es motor inconformista que te exige y te lleva a querer más y mejor. Pero también agota no sentir nunca un equilibrio y una armonía con la vida. Es un conflicto eterno. Y el cerebro va a mil, y los demás no. Y eso te enciende aún más. Y es como un bucle de insatisfacción constante. Ojalá fuera más fácil vivir aquí dentro. Pero no lo es.