cAbeZa dE TuRco

Pasen y vean, señores! Por la patilla, asistan a la lapidación pública de un Dios caído! El mismo que hizo renacer milagrosamente a un muerto más muerto que el mismísimo Frankenstein. El que nos hizo volver a sentirnos orgullosos de nuestros colores. El que nos dejó como un niño la noche de Reyes con jugadas imposibles, regates inimaginables o su eterna sonrisa, y nos llevó a la gloria europea. El que nos hizo sentirnos envidiados, porqué todos nos querían robar a la novia más increíble que haya dado este circo en la última década. Méritos-yoghourt en la desquiciada sociedad del ultraconsumismo salvaje y los ídolos de caprichoso usar y tirar. La sociedad de las masas manipuladas como marionetas por el cuarto poder, en perversa complicidad con gordos de americana y corbata que venderían a su madre por fama y supuesto poder. Pobres. Mezquinos. Gallinas. Has sido gilipollas, eso también lo tienes, pero ahora te ha tirado a los leones el que te abrazaba para salir en la foto cuando las cosas te iban bien. El que nunca te ha perdonado tus amistades. El que ahora llama a sus amiguitos comepollas para que escriban artículos destrozándote y hagan portadas que te señalen como el culpable de todo. Del cambio climático, si hace falta, porqué a la gente ya le va bien volcar sus frustraciones contra tí, símbolo del éxito, la fama, el dinero y demás privilegios que nunca podrán tener. El Judas que te mira sentado desde el palco y hace tiempo que ha bajado el pulgar hacia abajo. El que le perdona lo imperdonable al mediocre envidioso que corre a tu lado porqué poco más sabe hacer, y dinamitó un equipo que estaba llamado a ser el más grande de la historia de este esquizofrénico y autodestructivo club. Ese que mira para otro lado cuando tus compañeros lesionados están de copas, bailes y otros vicios en el Ocho y Medio ante la oportuna mirada casual de éste que escribe. Será, quizás, porqué él hace lo mismo o peor, con su nariz, o intentando poner cuernos con compañeras de trabajo de éste que sigue escribiendo. El mismo hijo de perra que manda a sus matasanos que escriban un parte médico traidor para dejarte en bragas. Ese que te utiliza de paraguas para desviar la atención sobre su incapacidad para gestionar el club, y las múltiples mentiras y chapuzas que ha perpetrado en su mandato. Sí, lo sé. Es un hijo de la grandísima puta, y esto más que un club, es un puticlub. Pero tú has sido tonto. Muy tonto. Y, a pesar de todo, te defenderé siempre. Por tu arte. Por las alegrías regaladas. Y porqué, aunque desde fuera parezca lo contrario, tú eres la víctima. De tu estupidez, y de su despiadada mezquindad.