Creo que tengo las hormonas un poco alteradas. Cosas de la adolescencia mal cerrada. El paso de las horas todo lo enfría y lo relativiza. Suelo ser persona de extremos y montañas rusas, y tras tocar fondo, me sale el orgullo y las ganas de reaccionar y levantar situaciones adversas. He estado releyendo conversaciones de whatsapp recientes. Y quizás no haya motivo para ser tan extremadamente negativo. Mi gran problema es la impaciencia, que a veces me lleva a precipitaciones e impulsos incontrolados e incontrolables. Lo que está claro es que el camino no es el de estos 2-3 últimos días. Recuperar el terreno de lo espontáneo, la despreocupación y el descaro. Ese el único atajo que le veo ahora a esta carretera sin salida. El cerebro, la chispa, y el puntito de acidez y mala leche. Fuera obsesiones. Dentro entretenimientos. Más Make-Up y menos canciones cortavenas...
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