MisSiNg SumMeR

De no ser por el puto frío polar, y por el puto viento polar, hasta diría que este fin de semana ha estado bien. Incluso ya habría empezado a decir que no está tan mal este turno. Lo mejor de todo es que, aunque es hiperintenso y extremadamente agotador, se pasa rápido, y vuelvo a tener 4 días por delante para mi y mis 1000 historias. A ver, que luego la semana que viene me pasará no-sé-qué y me volveré a cagar en todo, pero a esta hora de este día, el estado de ánimo es éste. Hablando de horas, cómo odio lo de retrasar el reloj y el maldito horario de invierno. Tanta oscuridad me mata. Y no deja de ser contradictorio, para alguien eminentemente nocturno. Pero que a las 5 sea de noche (todavía no, pero de aquí a 4 días será así), me resulta completamente deprimente. El único punto positivo es que acabo de poner el nórdico, y sólo de pensar que lo podré disfrutar unos cuantos días sin despertador, ya me toco todo. Pocas sensaciones en el mundo son tan agradables como el calor de tu cama, metido en el nórdico. Eso sólo es posible superarlo con el calor de tu cama, metido en el nórdico de doble capa (que todavía no he puesto, pero pronto caerá). Y todavía mejor, el calor de tu cama metido en el nórdico de doble capa, y con una nórdica (o, en su defecto, de cualquier otro origen; soy una persona muy abierta para estas cosas...). A todo esto, parece que la alergia ya ha remitido, pero como eso de estar bien (o simplemente normal) es demasiado mainstream para mi, la he sustituído por los primeros síntomas de trancazo (como sinónimo de constipado, catarro o similares; no quisiera parecer que presumo de atributos de cierta índole y calibre...). Y en una semana sin partidos de fútbol que jugar, citas pendientes, cumpleaños y el festival In-Edit serán buena parte de mi leit-motiv vital los próximos días. Ah, la música, siempre presente...