Esta noche no esperéis que os hable del Clásico, porqué no lo he visto. No, no estoy enfermo, ni tenía una cena romántica con PJ Harvey. Cosas de mis maravillosos turnos de fin de semana y del secuestro de los cabrones de los Transportes Tercermundistas de diSoRderLand, que me han hecho perder 2 horas y 10 minutos esperando 2 metros, 1 bus, y la caminata para sortear el sabotaje que han hecho en las estaciones cercanas al Camp Nou. Una puta vergüenza de una ciudad que va de metrópolis y que tiene unos servicios públicos dignos del tercer mundo. Hoy habría quemado todos los metros y autobuses de la ciudad con todos sus directivos y trabajadores dentro. Y me parece perfecto que reclamen mejores derechos laborales, pero estoy hasta las narices que siempre acabemos pagando el pato los usuarios (que, por cierto, pagamos igual el billete en un día de servicio vergonzoso como hoy). Como bien proponían el otro día en las redes sociales, ¿no sería mejor solución dar el servicio normal y dejar las puertas abiertas? Joderías a la empresa, y el usuario no saldría perjudicado, ¿no?
Al margen de este día de furia en el que, a mi lado, Michael Douglas parecería un Teletubbie, a esta hora de la noche ya estoy mucho mejor. Ya es fin de semana y llega mi nuevo día favorito. Ha sido un fin de semana algo atípico. Me cambié el turno del viernes por el jueves, porqué un proyecto personal de curro/ocio había sido seleccionado finalista entre los 600 que se presentaron en toda Catalunya, y tenía que ir a la gala donde daban los premios, que era en la otra punta del país. Toda una movida de cambios de turnos, dolores de cabeza y pasta gastada en hoteles y cenas. Y todo, para que le dieran el premio a otro, que ni tan siquiera fue a la gala. Eh, que por mi, ningún problema. Para mi ya era un premio estar allí. Pero admito que jode un poco que todo el mundo te diga convencido que no entienden el veredicto del jurado, y que el tuyo era mejor. En fin, que tampoco me quita el sueño, pero siempre hace ilusión que te reconozcan lo que haces...
...y de hecho, lo que de verdad me jodió fue la sensación de cuelgue y soledad que sentí ese viernes noche. Invité a 3 posibles acompañantas, y ninguna de las 3 pudo venir, por una historia o por otra. A una cuarta, A-Cosas Claras, ya ni se lo dije, porqué hace 6 días que espero que me responda a mi mensaje interesándome por ella. Sigo sin entender una mierda del cambio de actitud de 180 grados que ha pegado de la noche a la mañana. En fin... Y volviendo al tema, cuando estaba allí, caí en que se lo podía haber dicho a mis padres, que a no ser que les hubiera dado pereza pegarse el panzón de kilómetros, quizás les habría hecho ilusión. El tema es que me fui solo, y aunque una vez allí me encontré con gente conocida, la sensación de soledad al volver hacia el hotel tras la gala fue algo deprimente. Sensación acrecentada durante la cena en un chino abierto a esas horas de la noche, tras la estafa de 'cena' que ponía en el programa de los premios, y que en realidad consistió en platos de plástico con patatas de bolsa y frutos secos (cerveza gratis, eso sí). Afortunadamente, ese día había madrugado para jugar a fútbol (y ganar con gol mío, todo sea dicho), y estaba tan cansado que me fui a dormir pronto, y no tuve tiempo para darle vueltas a la lavadora de la azotea. Pero ni tan siquiera la fantástica bañera de hidromasaje del hotel consiguió quitarme ese mal sabor de boca tan endémico y universal hoy en día: soledad, maldita soledad...