eL pRíNCipE dE LoS deSAstReS

Sant Jordi es una de las fiestas más preciosas que conozco. Las calles están vivas, la gente está radiante, y por un día en la vida, el mundo parece un lugar tranquilo y lleno de armonía y felicidad. Incluso uno llega a creerse que la gente tiene sensibilidad... y también que leen!! Pero a la vez, Sant Jordi es una diada contraproducente. Por el exceso de exhibicionismo amoroso (a veces real, a veces impostado), por el overbooking de azúcar, y por la pasarela de miles de parejas que te refriegan por los morros algo que tú no tienes (y te gustaría probar). Y te recuerdan frustraciones que nunca acaban de desaparecer...

No sé si será por eso que me he levantado con el pie izquierdo, pero ha sido un día extraño. Desde el principio y hasta el final. Haciendo una elipsis en el centro (total, lo del centro sólo es trabajo y me la suda...), se suponía que hoy iba a quedar con un amigo yankee de Canadian-J que está unos días en diSoRderLand. Pero cuando le he enviado una rosa virtual a E-Platónica, no me esperaba que me respondiera diciéndome de quedar para dar una vuelta por el centro al salir. Así que, recurriendo al dEsoRdeNado arte de la improvisación y los cambios de planes, hemos puesto la ficha del lunes en la casilla del miércoles, y he puesto rumbo al centro del universo. Allí donde una simple sonrisa es capaz de borrar el hambre en el mundo y la miseria moral de la sociedad contemporánea. Donde cualquier tema de conversación logra borrar las caras de ogro de la gente y dibujarles labios-simpatía. Donde los relojes se derriten y el tiempo se cuenta por carcajadas por minuto. Hemos acompañado a su amiga C en un agradable paseo, y luego hemos seguido E-Platónica y yo hasta su casa. Cuando me ha dicho de que subiera para enseñarme su nuevo hogar en diSoRderLand, me ha parecido oir violines del cielo, y hasta he sentido algo de vértigo. Y al ascender a la nubes, y abrirse la puerta del cielo... un dragón en forma de compañero de piso en pijama ha frustrado cualquier mínima oportunidad de descubrir nuevos rincones ocultos de la princesa más deslumbrante a este lado del Orinoco. Y yo, que me había dejado la lanza en mi caballo en doble fila, me he adaptado a las circunstancias, esperando una nueva ocasión en que la tapa del yogurt ponga algo diferente al ya manido 'Sigue buscando'. Al marchar, no he podido resistir la tentación de escuchar aquella canción. Y es que sé perfectamente que de todos mis delirios y mis cuentos, sólo el tuyo ha mejorado el argumento. Y ante el peligro de caer en una espiral de cuchillas de afeitar en mis muñecas, mejor he optado por cambiar de droga auditiva y pensar que, en el fondo, no está tan mal haber compartido un par de horitas de un día como éste con la mujer más turbadora del universo dEsoRdeNado. Y es que si no me animo yo, ¿quién iba a hacerlo...?