it'S oNLy diSoRdeR'n'RoLL, bUt I LiKe iT

Escucho Camera Obscura porqué hoy mis oídos no podrían resistir algo más estridente. 24 horas después, siguen zumbando en mi interior, en señal de protesta por los abusos de anoche. Sí, admito que dejé que los violaran con sucios sonidos mugrientos a volumen 13 y medio, pero es que ya se sabe: en la vorágine de un ritual liberador de almas, no hay razón ni lógica que valgan. Sólo valen el hedonismo, la liberación y el instinto que permitan sobrevivir a la celebración de la vida que es un concierto de rock'n'roll. De esos que te sacan el muelle en el cuello, que borran de tu mente la estupidez cotidiana, que liberan el cuerpo de estúpidos prejuicios y absurdas pautas de comportamiento atrofiado. Un canto a compartir desde tu propia individualidad ese nexo común de personas que quizás no tengan absolutamente nada que ver. Como el gerente de mi empresa, cambiando su americana y corbata por una chupa de cuero y saludándome con colegueo, cuando sigue sin pagarme lo que me debe y quizás haya olvidado sus mentiras del pasado sin escrúpulos. Esas cosas también las hace el rock. En mi caso, además, me despierta escandalosamente mi autoestima y mi sexualidad, y eso se refleja en la visión que tienen de mí los demás. Y las demás. Esas todavía más. El rock me hace crecer, sonreír, empatizar con los de alrededor, sentirme mejor persona, tremendamente seguro, sexual, y autoafirmarme como individuo único e irrepetible. Como todos los demás. Qué extraña contradicción. Pero sea como sea, nunca admiraré ni respetaré a banqueros, políticos, empresarios ni demás cómplices de la Gran Mentira. Esos nunca habrán colgado en un póster de mi habitación, ni sus caras o nombres habrán estado en mis camisetas, ni habrán sido protagonistas de apasionadas conversaciones interminables, ni pagaré un solo céntimo por ir a verles o por comprar sus obras. Pero sí que lo haré con drogadictos, delincuentes, pervertidos, desequilibrados, o incluso con gente 'normal', que alguna vez, ni que sea una, me hayan emocionado con su música, o con sus letras, o con su actitud... y que me hayan enseñado que en la vida también es posible ser natural, espontáneo, desinhibido y quererse más que nadie para querer y ser querido por los demás. Y que la vida no es dinero; ni apariencias; ni vanidades; ni poder; la vida no es más que el título de este post...