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Me caigo de sueño. Nada extraño, supongo, teniendo en cuenta que he dormido 3 horitas, currado todo el día y viajado hasta la madrugada que ahora busca a la mañana. Ya he decidido que cuando me toquen los chorropocientos kilos en los Euromillones me voy a comprar casa en Almería. Dos veces, dos disfrutes. Aterrizamos, y una marabunta de gente enloquecida espera al F.C.Farsalona. Entro desde el aeropuerto para el programa, y al autocar hacia Vícar, para la absurda rueda de prensa del fumao de los rizos. Vuelta al autocar y para Almería. Llamo a la Nena y mientras vamos hablando, justo llegamos al mítico Alcampo que alimentó nuestras
aventuras veraniegas festivaleras, y a su casa, y al hotel, que está tocando en la misma calle del Alcampo. Nos cambiamos rápidamente y para cenar, con la alegría de la derrota del Equipo del Mal. Yo, ateo convencido, veo la luz: Dios existe, y es cocinero de Casa Sevilla. Ese solomillo de buey con foie y Pedro Ximénez está en el Top 1 de los exquisitos manjares que me he metido entre pecho y espalda está temporada. Solo puede ser un buen augurio de una gran noche.
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Si ya he conseguido crearos expectativas, nervios y curiosidad por cómo sigue la historia, os permito que os mordáis las uñas...
Hago caso a la Nena: seguidme, chicos, que nos vamos para las 4 calles. El Porrón está a rebentar, el Sin Compromiso, tres cuartos de lo mismo. Nos metemos en el Antro, y cuando veo ese enorme poster de los Cramps presidiendo la pared junto a la barra ya me han robado el corazón. Rock clásico y copas insultantemente baratas ("¿3 copas 10 euros me has dicho?"). El Metalmorfosis parece una guardería, así que nos metemos en La Parada, donde nos encontramos con más gente. Uno baila con el cubata apoyado entre hombro y cabeza, otros le tiran la caña a dos pijas estúpidas que al enterarse de donde somos dejan de hablarles (gilipollas!!), y decenas de copas se acumulan en la mesa. Arranca el desorden. Tras charlar con un par de lugareñas, nos vamos para el Sin Compromiso, que se ha vaciado bastante. Entrar empalmando La Habitación Roja, Lori Meyers y dos consecutivas de Los Planetas solo puede ser otra autopista hacia el despiporre. Voy al lavabo y entro con tanto ímpetu que me topo de morros con una morena agachada y con el tanga por los tobillos que se descojona mientras cierra la puerta de sopetón y yo me disculpo, también entre carcajadas. Saco a bailar a la amiga de I, mientras el calvo de Tele 5 preside la pantalla gigante desde mi adorada Australia. El grueso de la expedición se disgrega hacia el Amargo, pero X y yo nos quedamos un rato. Cambiamos de aires y en la entrada del Salvaje, un escote infinito coronado por cabellera rubia de leona dice que nos invita a unas cervezas a descontar de su sueldo, pero para llevar, porqué está cerrando, y a regañadientes de la dueña.
Canción nº1 en el rànking de las más repetidas de la noche almeriense
Seguimos caminando entre balcones ya engalanados y gradas a punto para Semana Santa, y mientras X vacía esfínters, les pregunto a dos transehúntes por un sitio rockero para ir a bailar ahora. Cualquier excusa es buena para entrarle a dos mozas, es verdad. Nos llevan al Malevaje, y por momentos creo que X va a romper su mala racha con la melena morena bacilona. Entramos a nuestro aire, y en la barra, no recuerdo cómo, nos ponemos a hablar con un grupo mixto. La de los ojos claritos es checa de Brno, otra americana, uno de Graná, otro madrileño... y al poco, aparece una morena de ojos de miel, y ese cruce de miradas es una tentación demasiado grande para un goloso caprichoso que nunca sabe decir basta. Sin yo decir nada, el madrileño me la presenta, y ahí la noche hace 'boom'. N húngara, de Budapest, antigua autoestopista continental, estudiante de español, fanática del grunge, abuelito Iggy o Jarmusch, y notable bailonga, como me demuestra sobradamente. Mientras X me sorprende gratamente con una morena almeriense risueña, yo a lo mío. Ellos se van y yo me quedo con el grupo variopinto, y cuando nos vamos, la conversación nos lleva a separarnos unos metros por delante, camino de la playa Zapillo. El resto desaparece, y disfrutamos de un precioso amanecer de agradable charla y calorcitos de todo tipo. Su piso, a dos pasos, con balcón a la playa, y los dos compañeros de piso oportunamente de viaje...
De vuelta al hotel, y ya con montones de gente paseando, haciendo footing o yendo a almorzar, el calor empieza a ser exagerado. Me desespero por momentos al no encontrar el papel de su mail, aunque tengo el móvil ya grabado en el teléfono. Encuentro papel y respiro. Al llegar a la habitación, temo encontrque estén X y morena almeriense risueña, pero al encontrarme la estancia vacía, me alegro doblemente. Por evitarme un momento incómodo, y porqué si de buena mañana X no está allí, eso quiere decir que también ha triunfado. Duermo plácida, aunque brevísimamente, y lo demás a partir de aquí ya sólo es curro, un solazo de verano que me ha puesto primero rojísimo y luego pre-morenito, y un nuevo ridículo de los farsantes mayores del reino. Sólo me queda inaugurar una nueva sección: 'Insulta al que prefieras':