Joder, qué maldito frío hace. Cómo odio esta época del año, en la que tengo que llevar 4 capas por casa para batallar contra la humedad de las narices. Mal asunto para alguien tan sensible a la jodida humedad como yo, esto de vivir en diSoRdErLand. Nunca entenderé a la gente a la que le gusta el frío. Y nunca entenderé a la gente abrigada hasta las orejas con chaquetas y bufandas dentro de los vagones de metro y bus, con la calefacción a 60 grados. Ni al capullo que estaba viendo una peli en el portátil sin auriculares en el vagón. Ni al que escupe en el suelo. Ni a tantos otros. Cada vez tengo más tentaciones de que gane Trump para que líe la III Guerra Mundial y acabe con la humanidad. Sí, el villano convertido en héroe dEsoRdeNado...
Hoy ha venido un técnico a instalarme la fibra óptica a casa y se ha estado 3 horas y media con la instalación. No, no cobraba por horas. De hecho, la instalación era gratuíta, y por eso les dije que sí cuando me llamaron y despertaron un mediodía de la semana pasada para publicitar su oferta. Obviamente, hubieran merecido que les dijera que no por molestar a esas horas, pero me pillaron con la guardia baja y la incerteza de si era sueño o realidad. El hombre las ha pasado canutas para hacer llegar el cable desde la fachada hasta mi piso interior, y le he tenido que ayudar en diversas ocasiones mientras mi retorcida mente imaginaba trágicas escenas del hombre cayendo al vacío, o incluso yo mismo al ceder la barandilla del balcón. Es algo que me ha pasado desde pequeño, eso de imaginarme escenas truculentas. Accidentes de tránsito, incendios (eso fue por uno que vi de pequeño frente a la casa de mi abuela, y que me impactó mucho), atropellos... no sé a qué responde, pero mi mente también es así. A todo esto, y aunque ha dado problemas iniciales, parece que internet va más rápido, incluso con el wifi (con el cable la velocidad aumenta todavía más). Pocas cosas me desesperan más que los problemas informáticos. Otra cosa que me desespera es cuando voy al súper sin mi bolsa de tela que me compré hace 11 años en el Outback australiano (está ya bastante hecha polvo, la pobre...), pido una bolsa de plástico, y me la dejan con desprecio en el mostrador, sin ponerme lo que haya comprado dentro de la misma. Me parece un servicio tan miserable hacer eso. Como si fueras al peluquero y te dejaran las tijeras para que te cortases el pelo tú mismo. Hoy me ha tocado tanto las narices que cuando la cajera me ha metido prisa para que le pusiera el pin de la tarjeta, le he dicho "un momento, que acabo de poner las cosas en la bolsa". Es de perogrullo ver que si no me pones las cosas en la bolsa, voy a tardar más y voy a generar cola. Si me las pones mientras yo pongo el pin, todo será más ágil. Pero como la gente es subnormal, así en general, no hay mucho que hacer.
Anoche puse punto y final al In Edit con el documental de Jim Jarmusch sobre los Stooges. He disfrutado mucho esta edición, de manera activa y pasiva. Una noche incluso me sentí rock star. Y recuperar las lúcidas conversaciones con Hermano-Ficticio-R siempre me sientan bien. Espero no perder nunca ese espíritu de rebeldía y rabia contra el 95% de cosas y personas que me rodean. Eso sería morir en vida, como el 95% de cosas y personas que me rodean...
3 comentaris:
A mi técnico también le costó un huevo subir el cable. Tener wifi nuevo es como estar feliz. No he ido al In-Edit este año, me pilló con cachorro enfermo que requería de mis cuidados y amor. Cómo va con L de lesbiana?
Es verdad! Hasta parece que internet vaya más rápido, a pesar de lo llenísimo de música que tengo mi portátil (el técnico flipaba). Oh! Pues deberías echarle un vistazo a la web de In Edit TV, que se pueden ver durante unos días unos cuantos documentales de este año y de anteriores (me encanta este festival; me pasaría toda la semana encerrado en los Aribau). Está mejor tu cachorro? Pues justo hoy ha estado en mi casa con otra 'socia' con la que compartimos proyectos musicales, y tenía el sex-appeal bastante subido...
Croquet está mejor, casi recuperada. Gracias!
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