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Me están pasando muchas cosas, y me las estoy tomando con una serenidad que asusta. Como sea la tan temida madurez, estoy jodido. En lo laboral, parece que últimamente estoy que lo peto, y cosa que toco, cosa que funciona (ahora es cuando mañana salta todo por los aires, por bocazas...). Sentir que el muchísimo curro que hay detrás se ve recompensado por la sensación de que hay gente ahí detrás, y que valoran y elogian tu trabajo desde distintos rincones del planeta, es un chute de adrenalina que me excita como un mono. Meterte en fregaos innecesarios e irlos resolviendo con esa mezcla de azar, intuición y mucho, mucho curro y ganas, me empina el alma. Pasar junto a tu madre y tu padre momentos delicados pero con la certeza de que si deseas algo muy fuerte, se acaba resolviendo, no deja de ser otra prueba de fuego. Y dio pie a interesantes conversaciones padre introvertido-hijo introvertido (bueno, sólo a veces...) que deberían repetirse más a menudo. Tengo que ir a verles mañana o el otro. Dos años después de estrenar smartphone (no 'un smartphone', sinó de estrenarme en el mundo de los Sillyphones para yonkis), lo renuevo, harto de la poca capacidad y de estar cada dos por tres hipotecado por la falta de espacio. Otra cosa que me tiene harto es la poca capacidad crítica de la gente, y esas lecturas superficiales y llenas de prejuicios sobre temas como los que están pasando estas últimas noches de batallas callejeras en diSoRdErLand, tras una nueva victoria de lo privado sobre el bien común, explicado en este interesante video. El día que alguien empiece a preguntarse los QUIÉNES y PORQUÉSES, a lo mejor nos pasamos la pantalla del Neanderthal.
Ayer me llegó la pulsera del Mad Cool, y debería empezar a hablar con las dEsoRdeNadas castizas para quedar por allí. Esta noche he quedado con L-Rizos-Dorados, y me he sorprendido gratamente. Digamos que en los últimos días explotó una situación surrealista a múltiples bandas que todavía me hace flipar, y nos acabó salpicando a ella, a mi, y a nuestra historia difuminada de carne y presente imperfecto. La tercera persona del triángulo de amor bizarro es A-Carismático, como mi precisa intuición ya me hacía presagiar desde hacía semanas. Anoche hable con él del tema, también con inédita serenidad. Quizás sería fácil cabrearse porqué haya aparecido ahí en medio en el momento inadecuado, pero es honesto decir que en ningún momento hice nada por marcar terreno por esos rizos, y que ya me estaba bien ese juego de libertades recíprocas. Al fin y al cabo, también yo lo he practicado, porqué no había ningún pacto previo que lo impidiera. Así que toca asumirlo como gages del oficio dEsoRdeNado; cuando apuestas por un estilo de juego desenfadado y de buscar más goles, también puede ser que dejes desguarnecida la defensa y te los metan a ti. Forma parte del juego, y así lo asumo, aunque como le he dicho al despedirnos, me sabe mal, porqué me gusta quedar y conversar con ella, y me sigue despertando deseo. De hecho, detecto en su mirada que eso es algo recíproco, y no puedo evitar preguntarme qué habría pasado si hubiera apostado fuerte por ella, cambiando mi habitual modus operandi amatorio. Al final suelo quedarme con la sensación de que con tanto pasotismo, acabo por no exprimir nunca al máximo las relaciones que establezco. Quizás todo sea una señal para explotar más la historia de La-Chica-Con-Pelo-De-Chico, con la que ha vuelto a haber episodios últimamente. La rueda sigue girando, y habrá que ver dónde me lleva...
3 comentaris:
exprimir y no morir.. ufff...jajaja
El tiempo siempre decide, así que dejalo a él que tome decisiones :)
creo que no tengo demasiado complejo de naranja, begusa...
Cada vez me queda menos tiempo y paciencia, Pio, y yo soy muy de decidir por mi, para bien y para mal... :)
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