fLiSh! FlasH! fLuSh! PiÑau!

Actividad inactiva. Los días se suceden como bólidos, y tengo la sensación de que no paro, incluso cuando estoy horas sentado. Y el viernes vuelvo al curro tras 11 días, y me largo de viaje a las tierras del Sonorama. Pero antes, mañana he quedado para comer con E-Platónica que ya ha vuelto de la India, y debería ir a ver ya a la niña de la reciente mamaíta M-Pop. Y tengo que dejar para la semana que viene la comida con los chicos, y la cerveza con La Chavala de la Peca, y se me acumulan trabajos pendientes. Siempre hay cosas que hacer, cosas que escribir, datos que consultar, mails por contestar... quizás debería hacerme una agenda que vaya más allá de mi dEsoRdeNada cabeza que todo lo mezcla y todo lo cambia, según sople el viento. Hoy he hecho un conato en el calendario de mi tablet recién estrenada, pero creo que no he puesto más de 3 o 4 cosas. Sí, tras el viaje a Praga y el festival, y a pesar de los maremotos laborales que se nos vienen encima, la pasta que me devuelve Hacienda me ha provocado uno de esos arrebatos consumistas que me daban a veces cuando mi dinero valía más de lo que vale hoy. Entradas para Suede y Cat Power, para Love Of Lesbian, viaje a Madrid... para eso trabajo, qué coño! Para eso, y para que Tráfico me pegue un sablazo de 83 euros por 3 ridículas pruebas de mierda, unas fotos y un papelito que dice que puedo conducir mientras no me llega el nuevo carnet. He cogido el coche 3 veces en 10 años y probablemente lo enclaste en la primera curva cuando lo vuelva a coger, pero eso a la Administración Pública no le importa una mierda: lo único que vale es que pagues, querido ciudadano que vas a provocar un accidente de tránsito la próxima vez que conduzcas. Qué majo es el Estado, y cómo se preocupa de sus ciudadanos. Aunque son días de putofrío (hoy, 29 de mayo, he cenado... sopa!!! WTF??), noto alergia primaveral, y ya hace días que me vuelven a picar los malditos ojos resecos. Ayer la doctora que me hizo la... (no me atrevo a llamarlo 'revisión')... prueba en que me hizo decir 4 letras (cifra literal) y ya dio por sentado de que veía perfectamente, me quiso vender la moto de que me opere de la miopía. Y aunque capté enseguida que buscaba clientes a los que sacarle dinero, quizás no sea tan mala idea, de no ser porqué vale una pasta. Y de que me conozco la pereza que me dan las gestiones cotidianas: hace 2 meses que tendría que haberme ido a mirar lo del implante dental, por ejemplo (otra cosa que también cuesta un pastón, por cierto). Dinero, dinero, dinero... todo se reduce a lo mismo. Mi madre teniendo que batallar entre abogados para que su puta ex-empresa le pague todo lo que le debe, mi padre buscando soluciones para mi abuela viuda, mi puta empresa queriendo aplicarnos una drástica reducción de sueldo bajo amenaza de ERE... qué asco de planeta, si no fuera por las canciones (algunas)...