LeuK jE Te oNtmOEteN

Viernes de locura femenina; llamadas por aquí, mensajes por allá; como siempre, o no te llaman o parecen ponerse todas de acuerdo el mismo día. Reencuentros virtuales, telefónicos o presenciales. Frío en la terraza ante los ojos claros de M-Pop. Pasa por la plaza L-Cañón con su criatura y el corresponsable de la misma. Cuánto tiempo. Nos metemos dentro, y pasamos del frío al estrés. Tapas, cervezas, vinitos y planes para el Primavera. Sms y mensajes que se pierden en la noche sin respuesta. Dejo a M-Pop y bajo al centro. A-Belga y una pareja de amigos me esperan a los pies del que señala a América (o no). Dejamos a la pareja flamenca en el metro. El Manchester está a reventar, y el Malpaso cerrado. Siempre nos quedará el Sidecar. Recuerdos y updates vitales. Salimos a que fumes. Hacemos amigos multicultis. Me encuentro a un colega de profesión, y una rubia me aborda con el típico 'me suena tu cara', que acaba teniendo verosimilitud, porqué realmente tenemos cosas en común. Volvemos adentro, y entre las rondas que invitas tú y las que invito yo, ya me he descontado. Sólo sé que tengo que acabar tirando de Visa, y la tengo de operación bikini. Rubia melosa vuelve al ataque, pero yo tengo mi punto de mira en otro sitio. Hablas con un tipo alto mientras bailo Arcade Fire con dos chicas muy monas que dicen que también irán al Primavera. Echamos la persiana a la sala, mientras rubia melosa se da el lote con otro, y a Pelopincho se le ha deshecho la gomina. Te acompaño al metro. Mejor te acompaño al hotel, que no sé si sabrás llegar. Me dices que me quede si quiero. No te diré que no. Habitación 309. Me gusta tu piel tan suave. Me gusta explorarte con las yemas de los dedos en la oscuridad, en ese estado nebuloso entre la consciencia y el sueño. Ver a través del tacto. Me pregunto si eres consciente y si te gustan mis caricias. Me gusta ver tu perfil a contraluz. Me gusta dormir acompañado y en versión original. Aunque el precio sea levantarte con la dolorosa neblina de unas lentillas borrosas casi hasta la ceguera. Como no podía ser de otra manera en nuestros encuentros, el caos llega en forma de que te has dormido y te has perdido todas la conferencias que tenías esta mañana. Me gusta la parsimonia y la pachorra con que te lo tomas. Me gusta tu locura auténtica y tu pureza de espíritu. Los besos de despedida hasta la noche acaban siendo los últimos. Te toca madrugar para coger el avión de vuelta y a mi para trabajar. Me gusta que nos hayan pasado tantas cosas alocadas gracias al azar que nos juntó en aquél concierto de Vampire Weekend del Primavera 2008. Me gusta recordar, interpretar y reflexionar sobre las antihistorias dEsoRdeNadas que me pasan. Mejores o peores, pero me hacen sentir vivo y creer en la felicidad fugaz...