sí, yO tAMbiÉn SaLgO + QuE eL CaMióN dE La bAsuRa...

Hay días que tu estado te lleva indefectiblemente hacia el sofá, del que salen unas dulces vocecillas que te cantan en tono cariñoso del que usan las mujeres que fuman: ‘veeennn con nosostras, dEsoRdeN; veeennn aquí y estírate, que estarás la mar de a gustico...”. Lo mismo que le pasó a Ulises. Cuando digo Ulises, me refiero al de los griegos y los cantos de sirena, no a Ulises XXI (qué temazo!: “Uliiiisees, lucha por el bien y por la paz...!!” Aunque yo siempre cantaba “lucha por beber un Cacaolat”. No hagáis preguntas. Soy dEsoRdeNao desde mi más tierna infancia). Ni tampoco Ulises el de la familia Telerín. ¿O era la Familia Trapisonda? Bueno, joder! Aquél que salía en el TBO! A ver si ahora estaré obligado a tener memoria. Que sepáis que mi tercer apellido es Alzheimer. Pero bueno, volviendo al tema: tú, que tenías 1000 planes para ese día, caes de 4 patas (bueno, ésta es una expresión catalana que supongo que se entiende. Ahora no hablaba de sexo, divino tesoro...). A eso hay quien le suele llamar resaca, pero yo prefiero denominarlo ‘movimiento transitorio de planes alterados’ o simplemente ‘con lo que bien que se está en casita, ¿pa’ que salir con la lluvia y el frío que hace?’. ¿Me estaré convirtiendo en un maldito burgués amigo de la Gran Mentira? Aaagh!!! A las barricadas! Y cuando digo a las barricadas me refiero al grito anarcosindicalista de siglos anteriores. No a Barricada de “Veo todo en blanco y negro”. ‘El Drogas’ es feo de cojones. Cuando digo que es feo de cojones lo hago en sentido metafórico. Afortunadamente, nunca le he visto las bolingas al ‘Drogas’. Sí, ya lo sé, no paro de desviarme del tema, pero a estas alturas de la película... ¿para qué dismular, si ya sabréis perfectamente que soy un desviao?

Y es curioso cómo cambia la percepción que tienen de tí los demás en función de cómo te sientas tú por dentro. Cuando digo ‘cómo te sientas tú por dentro’ me refiero al plano espiritual, no a los yogures Bio que se mete el Coronado para ligarse a tías 20 años más jóvenes que él en los anuncios de TV. Ando últimamente en un estado de excitación eufórica dEsoRdeNada, y supongo que toda la receptividad que me sale de dentro se retroalimenta de manera recíproca. Ya se sabe, uno cuando se gusta, gusta. Joder, que hace 3 semanas me aburría soberanamente, y ahora no paran de salirme planes. Esto es como ser pobre (de dinero) o que te salgan los billetes hasta del duodeno: dinero llama a dinero. Y siempre me ha fascinado y mosqueado por igual la increíble capacidad femenina para captar este tipo de detalles invisibles: que si las del curro te invitan a que vayas con ellas al show de unos dj’s amigos de una de ellas en miércoles noche (¿qué cojones hacía el Apolo lleno a rebentar en miércoles hasta las 5 de la mañana? ¿es que nadie va a levantar el país, o qué?); que si la que tiene un grupo y hacía un mes que no daba señales de vida ahora te escribe para invitarte a sus conciertos; que si otra te llama y te recuerda que tenéis unas cervezas pendientes; o que si mientras bailas a tu bola como un condenao se te acercan y se te ponen a bailar contigo, con esa sonrisa que pretende ser un mix de sensualidad y buenrollismo pero a partir de según qué horas se convierte en una mezcla de ‘llevo 6 cubatas encima’ + ‘tengo ganas de echar un kiki y estoy de rebajas’. Así, no paras de bailar con conocidas y desconocidas. Y en algunos casos, estoy seguro que si les hubiera mordido el cuello habría salido de la sala esposado. Cuando digo esposado no me refiero a que me hubiera asegurado un futuro matrimonial, sino un futuro entre rejas y con exceso de cariño en las duchas colectivas. Pezqueñines no, gracias; debes dejarlas crecer.

Por cierto, disfruté como un niño con zapatos nuevos (¿a qué cojones viene esta expresión? No recuerdo que nunca me hiciera especial gracia que me compraran unos zapatos. Me hacía gracia que me compraran Clicks de Famobil, el Scalextric o un balón de cuero, pero... ¿Unos zapatos? Si me apuras, las botas de fútbol o mis primeras Nike). Bueno, eso, que me divertí un montón escuchando música que se me escapa de mis hábitos sonoros: del rollo gitano balcánico Kusturica, Party Party Partizan, Romanian Hip Hop, o Muchachito (ese tío me cae cojonudo). Aunque el ambiente estaba lleno de chupi-guays del mestizaje: pijos con rastas cuyo único contacto con el agua es la lluvia, lolitas salidas escapadas de un esplai, y seguidores varios del impostor de Manu Chao. Lo que un amigo definiría como ‘uns bruts’. En general, dan bastante rabia, pero esa noche yo tenía el espíritu empalmado y ni tan siquiera se me hacían molestos.

Ahora tampoco vayáis a pillar una sobredosis de manuchavismo, que es malo para la inteligencia, pero lo cierto es que estos tipos son francamente recomendables en su justa medida...

PD: Estooooo... que sí, que trabajo todo el finde peroooooo... que me han liao para cenar fuera, y que me vuelvo a ir. Qué estrés de vida, por favor! Prometo que, como muy mucho, a las 3 estaré en casa... ejem!