mE eNcANta NO tRabAjaR

Ooooooooohhhhh, qué día más perro!!! No estoy demasiado acostumbrado a tener un domingo festivo, y le he metido mano cómo se merece. Dormir hasta horas que avergonzarían a un koala, comer, escuchar a Beach House y a Imelda May, escribir y perder el tiempo ante el portátil. Un gustazo, vamos. Será la resaca de comidas de reencuentro, fotografías experimentales, cenas con amigotes y borracheras absurdas, mordiscos, dormir poco, saliva, llamadas con deja vu, lengüetazos, trabajar, erecciones, fiestas de cumpleaños junto a 5 solteras, caminar sobre el alambre y sin red, mails con deja vu, cunilingus, paseos nocturnos a temperaturas extrañamente cálidas, equilibrismos carnales, gastar demasiado, tactos, olores, sabores y polvos sin opción de quedarse a dormir. Sensaciones de estar VIVO en mayúsculas, negrita y cuerpo 72. Y quizás por ello con el exhibicionismo algo acentuado. Sé que todo eso puede cambiar mañana mismo, pero ahora sólo me preocupa la perspectiva de semanas que se presumen intensas en lo social, y que hacen temblar a mis bolsillos y a mi hígado. Vuelvo a sentir el gusanillo nocturno tras una época de apalanque, con ganas de conocer a gentes y gentAs, y a veces pienso que esa pueda ser mi eterna naturaleza. Y que en el apartado 'profesión' de mi CV ponga 'hedonista escéptico de la vida' y ni tan siquiera me importe, mientras sienta arranques de felicidad. Sea real o falsa, perenne o caduca, compartida o egoísta. Será cosa de la vida moderna en este mierda de ciudad que tanto adorodio (1ª persona del presente de indicativo del susodicho verbo dEsoRdeNado de 1ª conjugación).