A nivel más general aún, otra gran enseñanza de estos días es que sin la clase trabajadora el sistema se va a la mierda. Y deberíamos tomar conciencia de ello y empoderarnos (ese verbo tan de moda...), y saber utilizar ese poder que tenemos para revertir muchas de las luchas que estábamos perdiendo como clase social. Tengámoslo claro y repitámoslo tantas veces como haga falta: sin nosotr@s, el sistema se va a la mierda. Y ojalá sea así y le demos la vuelta como un calcetín. Tengo la percepción (quizás falsa o ingenua, lo admito) que al capitalismo y al neoliberalismo más agresivos nunca se le habían visto tanto las vergüenzas y las debilidades. Y siento también el anhelo (no sé si realista o naïf) de que un cambio es posible. También lo creí el 15-M, y luego acabó como acabó (y sólo hay que ver el triste -o casi diría inexistente...- papel de Podemos en estos días, dejándose atropellar por un PSOE absolutamente perdido y vendido a las presiones de patronal y mercados, e intentando disimular su nefasta gestión con banderitas y proclamas patrióticas para engañabobos). Pero quizás aquel lejano 15-M fue solo el test de prueba que empezó a generar una conciencia de clase y de que había que cambiar muchas cosas. La Monarquía nunca había sido tan cuestionada como estos días, y espero que eso sea también el inicio del fin de toda esa familia de ladrones, aunque esté atada y bien atada por los de siempre.
Y aunque parezca contradictorio estos días, confío también que puedan empezar a germinar brotes de desobediencia civil. En mi tierra ya hace un tiempo que estamos empezando a cultivarlas, pero prudentes y temerosos como somos, no nos atrevimos a llevarla hasta el extremo (y así nos ha ido, que hemos pillado igual, pero sin llegar a hacer tambalear estamentos a los que pusimos en jaque; o eso parecía...). Y digo lo de contradictorio porque en días en que se nos pide que nos quedemos en casa, estamos obedeciendo a nivel mayoritario. Siempre está la excepción de los subnormales que se creen más listos que el resto y son sólo inconscientes, egoístas o estúpidos perdidos, o la de la gente a la que no le queda más remedio que ir a trabajar por X motivos (a mi me ha tocado esta semana, después de hacer teletrabajo la anterior. Esta mañana daba mucho yuyu ir por la ciudad completamente vacía). Pero no creo que se trate de una obediencia al Estado, sino que es algo de responsabilidad colectiva y sentido común. Yo hace 10 días me tomaba a broma lo del coronavirus hasta que de manera vertiginosa fui consciente de cómo se expandía, y empecé a fijarme en lo que decían los expertos. Y es a ellos a quien hago caso: a médicos y a científicos, y también a lo que me dice el sentido común a partir de lo que veo, leo y escucho. Pero el concepto de Estado está quedando también tremendamente debilitado estos días, y viendo lo perdidos que andan los políticos (o como mínimo, los que tienen que gobernarnos), me pregunto si no serían perfectamente prescindibles y podríamos regirnos a partir de comités de expertos.
Reflexiones quizás un poco ingenuas? Podría ser. Pero estos días dan para pensar mucho. Algo que no solemos hacer, y deberíamos. Y también demostrarle a quien nos importa que nos importa. Y aprender a valorar las 'normalidades' perdidas...
3 comentaris:
El otro día leí un titular.
"éramos felices y no lo sabíamos"
No puede ser más acertado...
Petons amb molt de amor.
❤
Escriu Jeanette Winterson en un dels seus llibres que "Loss is the measure of love". I tan cert, fins que no perdem les coses no sabem valorar-les.
Com tu, vull veure la part bona d'aquesta crisi. Que la gent aprofiti aquestes setmanes de confinament per reflexionar i decidir quina mena de societat volen en un futur. Que vegin el bé que li ha fet a la natura i al planeta, viure sense nosaltres. Com bé dius, que es valori la feina dels professionals de la salut, de les dones de la neteja, els reponedors i caixers de supermercats, els cuidadors de gent gran i discapacitats, els transportistes, els pagesos...
I lo inútils que són la monarquia i l'exèrcit en el món d'avui en dia!
Per no parlar de la gestió pèssima del gobierno d'Espanya! només fa falta comparar el discurs modèlic de Justin Trudeau amb el de Pedro Sánchez per entendre qui dels dos és un bon polític.
Mentres, cuide'm-nos.
Una abraçada!
No me atrevería yo a decir tanto, Laura, pero lo que sí tengo clarísimo es que la 'normalidad' es el mayor de los lujos, y nunca la valoramos lo suficiente.
No suporto a Pedro Sánchez, hiro. De fet, diria que l'odio amb totes les meves forces. Em sembla el major farsant, mentider i hipòcrita del ja de per sí terrible espectre polític estatal. Un maleït neoliberal disfressat de progre. Espero que la nefasta gestió d'aquesta crisi li acabi costant el càrrec.
A cuidar-se, moces!!!
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