dimecres, 12 de setembre del 2018

MaNs aMuNt!!!




Nos podrán llamar terroristas, sediciosos, golpistas, separatistas, 'lacis', o mil adjetivos despectivos más. Nos podrán enviar a energúmenos hijos de puta con porras, cascos y escudos para aporrearnos por el terrible crimen de querer meter una papeleta en una urna. Podrán secuestrar nuestro gobierno legítimo y votado en las urnas aplicando 155 mentiras y manipulaciones. Nos podrán obligar a hacer una elecciones trampa y ni así conseguirán ganarlas. Podrán contar mil y una mentiras de "lo que pasa en Catalunya", de falsos adoctrinamientos escolares (curiosamente decían lo mismo de Euskadi cuando existía ETA...) o de la inventada persecución de la lengua castellana (los alumnos catalanes sacaron mejor nota en castellano que en catalán en la Selectividad del año pasado...). Podrán criminalizarnos y hacernos pasar por delincuentes hijos del mismísimo Satán que nos alimentamos de bebés y fornicamos con cabras de tres cabezas. Podrán enviar a gente inocente a la cárcel, u obligar a otros a exiliarse a países donde nadie considera delito lo que sólo el Estado heredero del régimen del 78 trata como tal. Podrán acusarnos de "violentos" (con 0 antecedentes...) mientras los valientes cachorros de ultraderecha agreden impunemente a todo el que no piense como ellos. Podrán llamarnos "nazis" en manifestaciones donde se hacen saludos con el brazo en alto y se coleccionan tatuajes y banderas fascistas. Podrán responsabilizarnos de "fracturar la sociedad catalana" miserables ciudadanos que están haciendo todo lo posible para conseguir esa división con mentiras, demagogia populista, provocaciones y agresiones físicas. Podrán decir que no respetamos a los que no piensan como nosotros los que censuran nuestra libertad de expresión arrancando lazos y pancartas encapuchados y de noche. Podrán intentar seguir humillándonos desde su odio exacerbado y queriendo hacernos sentir culpables por el terrible delito de querer ser nosotros mismos. Ni mejores ni peores que nadie, sólo nosotros mismos, pudiendo expresar libremente y sin complejos ni pedir permiso nuestra propia identidad y cultura. Desde el respeto a todo el mundo; desde el enorme privilegio que supone haber sido educados en el bilingüismo y sentir dos lenguas como propias; desde la mayor de las ilusiones por edificar una nueva manera de gestionar las cosas, de construir algo nuevo y quitarnos de encima mochilas con olor a naftalina heredadas 40 años atrás. Sin ninguna garantía de que vaya a ser ninguna panacea, porqué somos seres humanos, y como tales, dados al error, al engaño o a la corrupción. Pero tenemos el derecho a soñar con cometer nuestros propios errores, y asumir al 100% sus consecuencias sin echarle la culpa a nadie más. Y a pesar de todo lo que estamos teniendo que aguantar colectivamente por el también terrible delito de haber nacido donde nos ha tocado (pura xenofobia de manual), la lección de dignidad que lleva dando gran parte de la sociedad catalana año tras año (y especialmente en estos últimos 11 meses, tras aquél funesto día de infausto recuerdo) me resulta increíblemente emocionante. A mi, misántropo convencido que por lo general odio al ser humano y todas sus (nuestras) miserias.

Y hablo, por supuesto, de la gente de la calle. La clase política me provoca desconfianza en casi todos los casos (salvo honrosas y contadas excepciones), y asco, repulsa y/o miedo en un porcentaje bastante alto. Y en todo este conflicto hay culpables de la situación en ambos lados del arco político. Pero cada año vuelvo de la Diada con una ilusa percepción de que la gente es maravillosa. Y no entraré en la guerra de cifras, pero si la misma Guardia Urbana ha hablado de 1 millón de personas y tenemos en cuenta los 6 kms. de recorrido, lo más probable es que la cifra sea aún mayor. Pero ver a cientos de miles de personas haciendo algo a la vez de una manera tan organizada, alegre, cívica y con la ilusión común de un mismo anhelo totalmente legítimo me parece fascinante. Y la palabra es ilusión, porque es lo que reflejan todas esas sonrisas, esas familias enteras (desde la abuela al nieto) que se han metido 4 horas de autocar para ir y volver hasta Barcelona a estarse horas de pie al sol, o la imaginación de lemas y pancartas, que son siempre en sentido positivo (lo comparas con el odio, la violencia y la negatividad destructiva que se respira en las manifestaciones que organizan Ciudadanos, PP, o Societat Civil Catalana, y es como la noche y el día).

Y ojo, que no lo escribo desde el Teletubbismo. Hoy en la Diada seguro que estaba el vecino desgraciado al que le romperías las piernas porque monta fiestas de madrugada, la abuela que se te cuela en la cola del súper, el niñato que pone los pies en el asiento de enfrente en el metro, o la subnormal que habla a gritos por teléfono en un sitio público. Y en diferentes momentos del día han aparecido algunas plataformas de ultra derecha catalanas, que haberlas también las hay (Plataforma Per Catalunya, Moviment Identitari Català, Som Catalans)... y el resto de manifestantes los han echado de allí!!! Gestos así me flipan, porque esa es la nueva sociedad que en la que desearía vivir. La que no tolera a los intolerantes ni a los fascistas. La que se organiza para un objetivo común. La que no quiere monarquías ni instituciones obsoletas de rémoras que viven a costa de todos. La que rechaza de manera unánime y contundente los crímenes y comportamientos machistas. La que combate la especulación inmobiliaria o el turismo desbocado, o se rebela ante los abusos y monopolios de las grandes compañías. La que dedica recursos a sanidad, a la escuela pública, cultura o investigación, y cierra el grifo a la Iglesia, a colegios concertados, o a la compra y venta de armamento. En definitiva, la que querréis seguro también muchos de vosotros, os sintáis catalanes, españoles, gallegos, vascos, canarios, andaluces o ciudadanos del mundo. Porque en el fondo la lucha es la misma y el objetivo es común: una sociedad progresista, de izquierdas, social, plural, feminista, antifascista, hecha por y para la gente. Y donde personajes como Pablo Casado, Albert Rivera, Quim Torra, Artur Mas, Rosa Díez, Felipe VI... o demás esperpentos políticos de derechas sean residuales y minoritarios. La amenaza es la misma en toda Europa, pero aquí venimos con la ultraderecha de serie desde hace 40 años, y ahora está volviendo a salir sin vergüenza ni rubor por la calles, redacciones, juzgados y cámaras de diputados...

Tardará un año, 20 o 150, pero lo que tengo clarísimo en todo esto es que sólo se resolverá de una manera: con un referéndum vinculante y con los términos acordados por Catalunya y España. El día que eso pase, España demostrará ser una democracia real, valiente, segura de sí misma y consolidada. Mientras, está enseñando sus vergüenzas predemocráticas y sus inmaduras inseguridades acomplejadas a todo el planeta.

*Diría que ya había puesto este video por aquí, pero es que lo que dice este chico me parece súper lúcido, sensato y me identifico con el 90% de su discurso. Es de una serie que hizo el diario británico The Guardian para intentar explicar la situación a partir del testimonio de catalanes de distinta condición y diferentes perspectivas (participaba desde gente de la calle a Isabel Coixet, pasando por el responsable de Societat Civil Catalana...):