Ha sido un día algo triste. Me he despertado con la chocante noticia de la muerte de Chris Cornell. Siempre digo lo mismo, pero es increíble cómo nos puede afectar la muerte de alguien a quien no conocemos personalmente, pero sí emocionalmente. Hablo de artistas, en general. Sean músicos, actores, directores, escritores... en mi caso, me pasa especialmente con los músicos. Me he acordado de aquél concierto de Soundgarden de hace 2 décadas al que no pude ir porqué era en fin de semana y estaba trabajando. Y de la maravillosa velada con Cornell en el Casino de L'Aliança, con aquél fantástico debut en solitario que era 'Euphoria Morning'. Aquella noche de 1999 fue la única vez que le vi en directo. Siempre me quedará la espina clavada de Soundgarden. He buscado el cassette en el que tengo grabado el disco de Temple Of The Dog, que el año pasado cumplió 25. Allí cantaba con Eddie Vedder, mi otra voz masculina preferida de la música contemporánea, con el permiso del gran Tom Waits, claro. Joder, qué pena, y más por las escabrosas circunstancias de la muerte, pocas horas después de dar un último concierto en Detroit. Descansa en paz, Chris...
No he podido evitar pensar en la diferencia de cómo me afectó la muerte de mi primo, un par de semanas atrás. Justo ayer pasé por delante del cementerio. Sí, quizás sea algo macabro pensar en estas cosas ahora. No sé. Además, el contexto de ayer era muy distinto, feliz, contento por desvirtualizar a personas que son de carne y hueso. Añadir cuerpo, volumen, tono, voz... a alguien siempre te da una dimensión mucho más ajustada de la realidad que la que puedas tener con una pantalla de distancia. Nunca fue mi intención inicial al empezar a escribir en blogs, hará cosa de... 12 o 13 años ya? Pero celebro que esta especie de autoterapia haya traído consigo también muchas experiencias reales y tangibles. Y gente interesante. Justo ayer también hablé con otra de ellas, para quedar cuando vaya al Azkena Rock de aquí a un mes. Supongo que es inevitable a veces preguntarse qué habría pasado si no hubieras hecho tal cosa, cómo habría sido tu vida si ese día no hubieras ido a tal sitio en el que conociste a tal persona... y eso también se podría aplicar a cosas tan triviales como haberte comprado una chaqueta determinada o no la otra, o haber descubierto tal disco y no tal otro. Todo son hipótesis. Algunos tenemos tendencia a desviarnos hacia fantasías e imaginaciones diversas, antes que quedarnos con la realidad. Supongo que eso pasa porqué la realidad suele ser mediocre, vulgar, hostil... y es más interesante construírnos nuestros propios mundos. Yo tengo momentos de todo, pero en general soy bastante feliz en el mío, con sus momentos de euforia y sus momentos de bajones, odios y repulsas. Pero mientras tenga delicias como el nuevo disco de Aldous Harding que acaba de publicarse a medianoche, creo que podré soportar las miserias propias y ajenas (y os prometo que ahora mismo tengo la piel de gallina escuchando esta maravilla)...
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