'Goo' me parece una puta maravilla. Es la mezcla perfecta entre belleza y violencia. Caos, angustia y rabia. Liberación. Explosión. Catarsis. Con el tiempo, se ha ido convirtiendo en mi disco preferido de Sonic Youth, superando a 'Washing Machine'. Nada empatiza más con los sentimientos que la música. Nada. Todo momento tiene sus discos, sus canciones, sus letras que escupir con rabia, deseo, euforia... lo que toque en cada momento. Quizás influído por el disco, y también por mi imposibilidad de dejar de darle vueltas a la quijotera por todos los maltratos sufridos últimamente, he enviado un mail al comité de empresa planteándoles reacciones por mi parte al percal que me tiene encendido desde hace ya unos cuantos días. A esta hora de la noche, no me han contestado. La lucha interna entre vísceras y cerebro continúa, y ahora mismo no sé quién va a ganar. Lo único que quiero es no perder yo...
Seguramente ese mail ha sido el desatascador que necesitaba para liberarme un poco el fuego de estos últimos días. Me he sentido aliviado al soltarlo. Por la tarde hemos vuelto a la rutina ondulada, con alguna novedad. Aunque nos llevará un tiempo acostumbrarnos a los pequeños cambios, me he sentido bien. Me serena. Me gusta. Me siento bien. Me amansa. Al acabar, no tenía ganas de irme a casa, y aunque L de Lesbiana tenía el cumple de su madre, he optado por pegarles un toque a Hermano-Ficticio-R y compañía para irme a ver con ellos a los Jayhawks. Les he visto 1000 veces, ni tan siquiera he escuchado el último disco, y la entrada costaba un pastón, pero me ha dado igual. Era lo que me apetecía, y lo que necesitaba. Nada me sienta tan bien como la música en directo. Esa hora y media de concierto (o ponle dos si llegas a los teloneros), se me pasan todos los males. El mundo que hay fuera de la sala no importa una mierda. No hay corruptos, ni ladrones en la oficina, ni perversas arpías... sólo riffs de guitarra eléctricos, melodías maravillosas y, si las cotorras lo permiten, una comunión mística entre el universo y tú. El único momento en que parece existir la armonía, el equilibrio, la paz. El de hoy ha sido especial, porqué por primera vez Hermano-Ficticio-R llevaba a sus dos críos a un concierto, y lo han pasado genial. No he podido evitar acordarme de los días en la facultad cuando se conocieron y empezaron a salir. Y hoy, dos décadas después, estábamos allí todos juntos, con dos pequeños seres que por entonces ni imaginábamos, y que han absorbido como una esponja el amor por la música de sus padres. Ha sido realmente bonito. Por un momento hasta he llegado a creer que el mundo todavía esconde rincones de ingenua belleza resistiendo a la mugre diaria. Con una canción de los Jayhawks, hasta sería capaz de enamorarme para ponerme nostálgico...