WaNnA hAVe sOMe FuN tONigHt!

He empezado el año afeitado, despreocupado, chisposo, melasudista y, como me decía anoche una chica mientras bailábamos, descarado. En la versión que me gusta/gusto, vaya. Probablemente, la culpa sea del último cambio del fondo de escritorio, aunque tener vacaciones que te permiten una vida relativamente normal también ayuda. De 4 días de 2015, 2 me he despertado más allá de las 5 y media de la tarde, y ese es el mejor de los síntomas. La felicidad es una pista de baile con temazos sonando por los altavoces y chicas espontáneas y divertidas a tu alrededor. No necesito mucho más. Y es el mayor de los estímulos. Dudo que, tras 12 horas terriblemente inacabables de curro sin curro que me dejaron planchadísimo, alguna otra actividad me hubiera motivado lo suficiente como para sacar fuerzas y ánimos de donde no los había, sacarme de casa, y renacer milagrosamente como un torbellino. El otro día E-Platónica me decía que no pierda nunca mi "mega energía", y tiene razón: a veces positiva, o a veces negativa, pero si hay algo que no me falta en la vida es una corriente de energía interna desbordante. Quizá ese sea también uno de mis principales problemas. 

Salir con Buenazo Buenorro también es muy divertido, porqué son las chicas las que le entran a él. Un auténtico privilegiado capaz de cambiar los roles y vengarnos un poco a todos de la acomodada e incoherente burguesía femenina-machista que tanto detesto y tanto se estila por estas tierras. Los cuentos de princesitas agilipolladas e irreales príncipes apuestos deberían ser quemados en una enorme hoguera, como generadores de roles sexistas y frustraciones unisex. También es increíble cómo la propia actitud cambia poderosamente la percepción que tienen los demás sobre ti. No hay mayor atractivo que quererse y creerse de forma arrolladora. Adoro estas dinámicas personales, seguramente porqué no siempre son así. Y adoro también ese momento en que la noche hace 'click', desaparece el medio del campo, y todo se desborda. Dos pares de chicas nos rodean y no paran de buscarnos la mirada, pero me niego a romper el hielo y a ser cómplice de la dictadura de los roles. Quien quiera algo, que se moje el culo. Me lo mojo sacando a bailar a una chica alemana con pelo a lo Uma en Pulp Fiction que me pregunta por qué las chicas de aquí sólo llevan pelo largo y empatiza con mi camiseta de Mando Diao. El paki de las flores y el refranero le regala un ramo y busca tu complicidad. Te despides de ella y su novio y les deseas que disfruten de sus días de vacaciones. Cuando Buenazo Buenorro se retira, recuerdas que este va a ser tu último domingo libre en 3 meses, y decides prolongar el momento en la otra punta de la ciudad. 

Como siempre, el Magic está a reventar y es un paraíso hedonista-musical. En pocas discotecas de esta ciudad de gusto deplorable podrás tener un chute de euforia bailando el 'Psycho' de los Sonics. Pierdo la cuenta de chicas con las que bailo y hablo, cruzo miradas o intercambio risas en fugaces conversaciones de aquí y ahora. Benditos instantes fugaces. Casi sin darme cuenta, se me ha puesto a bailar (¿o he sido yo?) una chica que me recuerda un poco a E-Chicana. Bailamos, hablamos, hacemos el burro, reímos... diría que he intentado besarla, pero no se ha dejado. Aparece, desaparece; viene, se va; me dice que saque a bailar a su amiga, vuelve; se caen las dos al suelo, descojone general. Tentaciones paralelas (a quién me recuerda esa preciosa chica morena de sonrisa encantadora?), se me pone a bailar otra vez. Calla, que todavía le pondremos broche a la noche. Me busca, o me lo parece? Me ha rechazado otro beso, o me lo parece? Se vuelve a ir, y me empieza a cansar. La ignoro; y a las demás por extensión, mientras sigo poseído por la energía de las guitarras de mugre. Suena otra de mis canciones preferidas de todos los tiempos, y recuerdo la noche en que la bailamos agarrados con M-Ojazos en el karma, hace muchos muchos años. Me voy a la francesa y ahí te quedas, y aunque me indigna que me hagan perder el tiempo, no pudo evitar sentirme enormemente feliz por otra de esas noches por las que uno se puede llegar a autoengañar pensando que la vida puede ser, ni que sea a ratitos, extremadamente maravillosa...