De camino de vuelta a casa, tras ver la adoración de Alice hacia Woody Allen, pienso en las cosas que más me gustan del mundo mundial, y con las que sobreviviría el resto de mi vida: viajar, pelis y fútbol están en un segundo escalón del podio (un podio amplio, de 5 plazas, extensible a una sexta para el chocolate); y en el primero, música y mujeres. Cuál de las dos cosas estaría por encima de la otra? Buf! Difícil erección. La música no te falla, y las mujeres sí; pero las mujeres te follan, en carne y/o cerebro. Aunque también es cierto que hay canciones que son capaces de follarte vivo hasta el orgasmo. Supongo que habría que hacer un trío con música y mujer para encontrar el ideal. También subiendo con el arroz frito con ternera hacia mi casa pienso en las dos únicas cosas que me gustan del frío: una, el enorme placer y sensación de resguardo que provoca dormir bajo mi nórdico de doble capa; y la otra, el alivio que me provoca caminar al fresco cuando tengo dolor de cabeza; aunque un exceso de frío también puede provocar dolor de cabeza. Como la falta de horas de sueño. Hoy sería el caso. Hacía meses que no iba al Magic, y lo pasé en grande, aunque me faltó morderle el cuello a la chica Oxford mientras bailábamos en mitad del caos etílico de la sala. A veces me bloqueo, y otras soy el más descarado bajo la faz de la tierra. No hay quien me entienda. Será cosa de dinámicas y autoconfianzas, supongo. Hay chicas a las que no les hacen falta unas tetas Vixen para seducir. Aunque unas tetas Vixen puedan ser increíblemente seductoras.
El viernes una antigua M me propuso ver una peli en su casa. Es curioso cómo el paso del tiempo puede cambiar la perspectiva y la percepción de los demás. Han pasado 7 años, ella ha tenido tiempo de ser madre y de separarse; y ahí volvíamos a estar, espatarrados juntos en un sofá, con esa tensión invisible de incompletas historias pendientes. Y aunque no deje de ser una espina clavada, cuando me dijo de quedar, en realidad sentía más curiosidad que ganas reales de que pasara nada. No pasó, y a otra cosa mariposa. Está bien haber retomado la relación, pero eché a faltar la maldita magia que parece haber huído de mi vida, como si estuviera pagando alguna penitencia por alguna de mis miserias. Añoro charlas como la que anoche me hizo sonreír a 600 km de distancia. Antes pensaba en llamar mañana a V-Ojazos para ver la nueva de Tim Burton y rememorar cuando fuimos a ver 'Big Fish'. Sí, ha llovido, y diría que hace años que tiene pareja, pero me apetecía verla y saber cómo le va. Esta Zooey dEsoRdeNada es sólo una más de mi larga colección de chicas fantásticas a las que en su día dejé escapar. Supongo que porqué soy imbécil, básicamente. O quizás fue porqué realmente no tenían que ser pero ahora estoy en fase de autoinmolación. Anoche, o mejor dicho, esta mañana, antes de pillarme un Donut de chocolate de vuelta a casa, he pasado por delante de la casa de la A-Lombarda. Ella sería otra de la lista, pero en este caso el final fue distinto, porqué no se trató de desidias, dudas o insuficiencias, sino que la mandé a paseo porqué era imposible convivir con sus desequilibrios. Ojalá se pudiera salir sólo con las cosas buenas de los demás, y no con todo el pack, porqué su parte buena me tenía francamente enchochado. No me importaría volver a sentir algo similar por alguien, pero a veces parece que las circunstancias dejan tus fichas arrinconadas en una esquina del tablero, sin casi darte opción a jugar. Cada vez que puedo disfrutar de un fin de semana libre tengo esa sensación, por contraste con mi realidad habitual.
La otra situación dEsoRdeNada de estas fiestas que tanto odio fue quedarse encerrado en un ascensor con tus padres, abuela en silla de ruedas, tíos, prima, pareja e hijo. 9 personas. Berlanga total. Aunque mi tía se puso un poco nerviosa, en general nos lo tomamos bastante a broma. Pero nos debimos pasar más de 20 minutos allí encajados como las piezas de un tetris hasta que un par de seguratas lograron reactivar la maquinaria. Pero bueno, cada vez llevo mejor estos reencuentros familiares, y hay momentos que hasta los sé disfrutar y todo. Será la edad. Puto tiempo, que no para de correr...
PD: Y ésta va por Alice...