Aunque ya sé que no me creeréis, hoy no me ha importado madrugar un poco más de lo habitual en domingo. Y mira que el jolgorio de anoche en el piso de la vecina hizo un poco más difícil coger el sueño, pero he podido levantarme una hora antes de lo habitual, porqué entraba antes a currar, y primero quería ir a votar. Poco me importaba que un Gobierno que no me representa en absoluto lo hubiera declarado ilegal primero (declarar ilegal el hecho de votar en una democracia y quedarse tan anchos... es que tienen unos cojones así de grandes); poco me importaba que esos mismos mentecatos hayan menospreciado la votación alternativa; y mucho menos importancia tenía que el Tribunal Constitucional, la Fiscalía y no sé cuantas instituciones más con tufo a polillas también hubieran intentado frenarlo. Para ser algo "inútil", "ilegal" y no sé cuantas cosas más, han estado muy preocupados en boicotearlo. Lo cierto es que cuanto más demuestran su carácter autoritario e intransigente las instituciones políticas, judiciales y mediáticas del Estado, más crece la voluntad de desobediencia de muchos (entre los que me incluyo). Simplemente porqué, con su comportamiento, han perdido cualquier autoridad o legitimidad sobre nosotros. Ante un Gobierno camorrista, corrupto y sin ningún tipo de crédito moral o político, ignorancia absoluta y desobediencia civil.
Tampoco me creeréis cuando os diga que no me ha importado en exceso hacer cola. Pero es cierto. Como decía muy acertadamente un tuit que he leído por ahí, nunca había visto a tanta gente haciendo colas larguísimas sonriendo. Y, encima, lloviendo en algunos momentos del día. Y es que para más de 2 millones de personas, hoy ha sido un día tremendamente ilusionante. Y ha sido francamente emocionante ver a tantísima gente de todo tipo votando, y a abuelos emocionándose por lo que llevan soñando toda una vida, y el perfecto funcionamiento de todo a base de voluntarios, y el civismo casi total con que se ha desarrollado la votación (las pocas excepciones, algunos cerrojos de colegios electorales sellados con silicona, unos ultras de derechas encapuchados que han intentado destrozar una urna en Girona y han sido reducidos por un equipo de rugbi que estaba votando allí en ese momento -olé tú!-, o un sobre con una nota amenazadora y un polvo blanco sospechoso que ha obligado a desalojar un colegio en Cardedeu). Y emocionante también el civismo con que convivían gente que iba a votar con esteladas y gente que lo hacía con banderas españolas. Opciones igual de respetables, así como también los que han optado por no ir a votar por las razones que fuera. Lo único que no me merece ningún respeto es la miniconcentración de unas decenas de ultraderechistas con el brazo en alto y banderas anticonstitucionales que, como siempre, campan a sus anchas con total impunidad, bajo el amparo y la complicidad de las autoridades. Absolutamente repugnante.
Ante las amenazas y el olor a rancio, sonrisas e ilusión por un futuro nuevo. Y eso que todos éramos conscientes de que lo de hoy era una votación de chichinabo sin ningún tipo de validez efectiva. Pero la validez simbólica era enorme, y más ante la atenta mirada de 700 periodistas y observadores internacionales que pueden amplificar la potencia del mensaje a gritos que está lanzando Catalunya al mundo desde hace ya 2 o 3 años. Y el mensaje hoy se ha visto reforzado por cifras contundentes, a pesar de las 1000 trabas y amenazas que ha habido para que lo de hoy fracasara: las cifras provisionales hablan de unos 2'25 millones de personas participantes (con el 80% del escrutinio de los votos emitidos hoy. Hasta el día 25 que acaba la votación no se sabrán los números definitivos). Del total de votantes, un 80'7% han votado por la independencia, un 10'1% por una opción federal dentro de España, un 4'55% por seguir exactamente igual que hasta ahora, y el resto en blanco o nulos. Obviamente, son cifras muy relativas, porqué la mayoría de gente que votaría NO en una consulta vinculante hoy se ha quedado en casa. Pero en números absolutos, que cerca de 2 millones de personas estén expresando abiertamente que quieren un cambio tan radical como independizarse de un país e iniciar un proyecto de estado completamente nuevo es como para tenerlo muy en cuenta. Y no hacerlo me parecería completamente irresponsable y de una ceguera, torpeza y mediocridad política espeluznantes. Pero si estamos hablando del PP, estoy convencido que continuarán siendo así de intransigentes e ineptos, y la bola continuará haciéndose más grande. Y lo que tengo claro es que a los que ya nos hemos decantado por el SÍ-SÍ no vamos a volver atrás. Es un punto de no retorno, y el Gobierno estatal tiene un marrón de tres pares de narices...
Sea como sea, la situación se pone realmente interesante, y vamos a vivir meses apasionantes con este tema. Supongo que aquí acabaremos teniendo unas plebiscitarias, que desde el PP continuarán echando mierda y menospreciando todo lo que tenga que ver con esta cuestión, y que una vez más acabará siendo la gente de la calle la que les de otra lección más de democracia a los políticos de aquí y de allí. Y aunque toda novedad produzca algo de vértigo y pueda ofrecer 1000 dudas, que la gente esté apoyando de manera masiva y cada vez mayor opciones como la CUP o Podemos me hace tener una mínima esperanza de que a los grandes partidos absolutamente apoltronados en una manera de hacer las cosas corrupta, clasista, egoísta y completamente alejada de los problemas reales de la gente pueda estar llegándoles la hora. Si eso pasa y empezamos a conseguir cambios de raíz en el sistema, y logramos regenerar esta pseudodemocracia moribunda que tenemos ahora y reconvertirla en un sistema más justo y con prioridad social, habremos ganado todos. Sea como un único país o sea como dos distintos. Eso es únicamente potestad de la gente...