RebEL, reBeL

Si el día 15 de julio te queden 37 euros en la cuenta corriente, supongo que tienes un pequeño problema. La verdad es que este último mes el agujero en el bolsillo ha crecido en proporción a la diversión y vida acumuladas. Esto de no trabajar en fin de semana es muy bueno para la salud mental, pero dramático para hígado y dividendos. Sin ir más lejos, el viernes cena machomen, que hacía un montón que no la hacíamos. Comida buenísima hasta reventar, vino hasta las orejas, y noche de dEsoRdeN y petardeo. Levantarse a horas muy decentes (lo que el resto de la humanidad consideraría horas indecentes, básicamente...), cumplir las obligaciones domésticas y raparme antes de ir a cenar con amigos (muy propio de mi que me pique a la puerta el vecino de abajo justo cuando estoy a medias; o, posteriormente, que me quede sin batería en la máquina, cuando tu aspecto es el de un quillo de extrarradio, a 15 minutos de la hora en que has quedado para ir a cenar). Al final culminé la tarea, llegué un poco tarde (para variar), pero el Lambrusco lanzó la noche como era debido. Hacía un montón (demasiado) que no iba al Sidecar, y me encontré en mi salsa. Grandes dj's, y risas y bailoteos con australianas, californianas que te meten mano, catalanas, alicantinas, argentinas... noche memorable, aunque me supo mal perder de vista a la alicantina. Será el destino. Hoy, dormir hasta horas igual de decentes que ayer, comer y minisiesta, merienda con amigos del barrio y futuros papis, y cervezas en buena compañía. Y la sensación de que los fines de semana convencionales cunden mucho, a la vez que arruinan bastante. ¿Pero qué le vas a hacer, cuándo estás metido en el fregao, y pasándotelo bien, no? Y encima viene un colega de Madrid y te propone noche de parranda en un nuevo lunes-martes peligroso... si no soy yo, amiguitos: si es el mundo perverso el que me arrastra al dEsoRdeN...