eL MuNdO cONtRa dEsoRdeN

Llevo unos días un poco raros, y algo girado. ¿Sabéis cuando el mundo parece haberse puesto de acuerdo para joderte y que todo te salga al revés? Pues algo así. Por eso no me gusta nunca hacerme planes ni expectativas de nada. Luego no se cumple nada como te lo imaginas. Cansancio acumulado, noches que se tuercen, silencios varios que no entiendo, overbooking de curro, movimientos subterráneos para que cierren la empresa donde trabajas... hoy le he dicho al coordinador de mi área que la temporada que viene quiero cambiar, y se ha mostrado comprensivo. Ahora el tema es encontrarme un sustituto y una nueva ubicación para mi. Me he sacado un peso de encima, aunque siempre que tomas una decisión así, te vienen miles de dudas a la cabeza. En el fondo, somos todos una panda de cagados, conservadores, y con un pavor a los cambios que habría que darnos cuatro hostias bien dadas. Renovarse o morir, joder! Maldita cultura del bienestar, que provoca actitudes cobardes ante la vida. Pero bueno, yo el paso ya lo he dado, y que sea lo que el azar quiera. Lo que tengo clarísimo es que otro año igual no lo aguantaba. Necesito quitarme de encima esta angustiosa sensación de esclavitud laboral, y recuperar el control de mi vida personal. Y por mucho que las vergonzosas cifras de paro sigan creciendo y den algo de miedo, tengo la ventaja de mi enorme inconsciencia y despreocupación ante (casi) todo lo que me rodea. Siempre nos quedará la música para alegrarnos los días...

Y hablando de alegrías, también las ha habido, qué narices. Para empezar, la que nos dio el buenazo de Manolo Preciado. Pura justicia poética. Cosas del escupir hacia arriba, eh Mou? También alegrías por otras movidas laborales que empiezan a dar sus frutos: profesionales, y hasta económicos. Podría ser una buena vía de escape, no hay duda. Y mañana me largo de concierto, y que le den por culo al mundo. Siempre nos quedará la música para alegrarnos los días (¿o eso ya lo había dicho?)...