cH, Ch, CH, ch... chANgeS!!!

Me duele la cabeza. Es culpa de mi empresa. No, no es sólo alergia al trabajo (que también), sino el maldito microclima que hay en ese local. Ejércitos de ácaros, bacterias y microorganismos que se ponen las botas con nosotros. A mi me provocan picores, granitos, y jaquecas. No, no es la resaca. Entre semana también me pasa. La culpa es del maldito calor sahariano que hace allí en invierno, y del frío siberiano que hace en verano. Esta mañana, cuando iba para allí, han vuelto a coincidir 2 dúos de músicos en 2 vagones del metro colindantes. Y a pesar de esta nueva muestra de incivismo dictatorial, nunca fallan los putos guiris subnormales que les siguen dando monedas. En ese momento de profunda furia dEsoRdeNada, he recordado aquellos míticos episodios del Increíble Hulk, en que el hombre se ponía to' verde, se le inflaban las venas, y rebentaba las camisas. No ganaba para botones y remiendos, qué tío! El 2º dúo de terroristas sonoros no se limitaba al típico acordeón insufrible acompañado de los ritmos pachangueros de un minidisc robado, sino que también incluía... un contrabajo!!! Un jodido contrabajo que casi ni entraba por la puerta!!! Que me han entrado unas ganas de alquilar a la Filarmónica de Berlín para acompañarme mañana en el camino al curro, y que alguien en el vagón tenga narices de venir a decirme algo!!! Eso sí, hoy ha sucedido una escena milagrosa y absolutamente inédita. En una estación ha entrado un segurata y les ha hecho acabar con aquella tortura. No sabía si lanzarme hacia él para abrazarlo o para apalizarlo por llegar 15 años tarde. Pero la alegría ha durado poco, porqué al cabo de un par de paradas, y a tan solo una de mi destino, nos han tenido más de un cuarto de hora retenidos porqué "una persona estaba siendo asistida sanitariamente" unas paradas antes. Vamos, que se había tirado a la vía, seguro. Porqué si no, ya me dirás qué necesidad hay de parar toda una linea de metro porqué haya una persona que le haya pillado un desmayo en el andén...

De vuelta por la tarde, he salido antes de lo previsto, y con ese subidón vital que te da dejar el curro y que sea de día, me he vuelto a dar cuenta de algo que me pulula por la azotea desde hace tiempo. Toda esa vida 'normal' que estaban haciendo miles de personas por la ciudad y el barrio, y que yo me estoy perdiendo desde hace muchos años (desde... ¿siempre?). Tener fiesta en días 'normales', hacer horarios 'normales', poder hacer planes con 'normalidad'... y no sufrir esta eterna sensación de salmón que tiene que hacer equilibrios sobre el reloj y el calendario para quedar con los demás. Sí, yo soy el que nunca puede quedar, si no es de noche, y sacrificando horas de sueño que luego se pagan de día. Seguro que conocéis a alguien igual en vuestro entorno. Y sí, a veces está bien salirse del rebaño, pero cuando implica tantos y tantos sacrificios a cambio de casi nada, acabas hasta los cojones. Yo lo estoy desde hace un tiempo. Y hoy he acabado de tenerlo claro, al ver a toda esa gente en las colas de cines y teatros, paseando por las plazas, y saboreando plácidamente el ritmo de tortuga de un domingo cualquiera. Cuando acabe la temporada, voy a pedir un cambio. Aunque también implique sacrificios a nivel laboral, y muchos no lo entiendan. Lo que soñaba cuando empecé ya lo he conseguido, y en unas condiciones que difícilmente se vuelvan a dar en la vida. Y todo lo que competa al trabajo es una menudez al lado de recuperar más dominio de mi vida y de mi tiempo. Total, lo laboral ocupa la última de las posiciones en mis prioridades vitales. Aunque los Euromillones continúen resitiéndose, los muy jodíos. Si no fuera por esas noches de dEsoRdeN eterno donde el tiempo se para y la felicidad parece tan real...