tRabAjE dESdE cASa! FáCiL, cÓModO y biEn ReMuneRadO!!

Hoy volviendo del curro he vuelto a tener un ataque de ira interna contra él. 12 horas el sábado. 11 horas hoy. Mañana me esperan al menos 13... sí, luego intentarán compensármelo con alguna tarde libre y no sé cuántas pollas más ('pollas' no en el sentido literal, sino como expresión de hipérbole dEsoRdeNada...), pero empiezo a estar al borde de la explosión nuclear de mala leche concentrada en años y años de santa paciencia. El otro día decían en un programa de TV (un programa interesante, pero excesivamente hippie, para mi gusto) que cuando sientas un ataque de ira no hagas ni digas nada, porqué luego te podrás arrepentir. Pero estoy totalmente en desacuerdo. Reprimir y acumular todo ese enorme caudal de energía ha de ser perjudicial por narices. Es como estar meándote y aguantarte. Sufres, y haces daño a tu organismo. Además, reprimirse sería disimular una verdad. Es decir, sería mentir vilmente. Si me siento cabreado con algo, lo demuestro, y punto, no? ¿Acaso no es una virtud mostrar el amor hacia alguien? Pues también lo tiene que ser demostrar la rabia hacia algo o alguien. ¿Qué importa el sentimiento que sea? Lo importante es ser puro, transparente y honesto contigo mismo y los que te rodean, creo yo. Si es necesario, siempre se estará a tiempo de pedir perdón. A mi no se caen los anillos por ello (no llevo anillos, por cierto, al margen del que tengo al final de la espalda, to' respingón él...). Se hace mucho más daño sonriendo al que merece nuestra rabia, y además le estás invitando a que siga abusando de ti. Y yo estoy hasta las narices de hipotecar mi vida a expensas de horarios esclavos y totalmente imprevisibles, y encima tener que dar las gracias "porqué al menos tienes un sueldo". Imposible hacer planes que vayan más allá de una semana. Incerteza total si quiero quedar con alguien al final de mi jornada, porqué casi nunca sé cuándo será el final de mi jornada. Harto de esta sensación de insatisfacción, y de vivir instalado en la queja continua. Agotamiento físico, pero sobretodo mental. Y todo esto, cuando estamos sólo en septiembre. Buuuuufffff!!! Inspira... expira... inspira... expira... muchas veces pienso que si no fuera por estos momentos nocturnos de relax, lectura y vómitos emocionales, sería un auténtico ogro gruñón amargado de aquellos que van por el mundo sin vivir ni dejar vivir. El momento de sentarme ante el ordenador a medianoche, con mi musiquita en los auriculares, mis crusancitos de chocolate, y pasando absolutamente del reloj, es de sobras el mejor del día, y el más terapéutico. Los días en que trabajo, me refiero. Aquí es donde recargo las pilas y todo el vacío que me haya dejado por el camino durante la jornada. Donde hago las 'relaciones sociales' que no puedo disfrutar entre semana. Donde disfruto con la mayor de mis pasiones (quien no sepa a qué me refiero, que saque un billete de vuelta de la luna. A estas alturas de la película, por favor...!!). Y mi última obsesión ya os la presenté hace unos pocos días, y es cada vez más intensa. Quien no se emocione con esta maravilla, es que es un trozo de pedrusco al que en vez de corazón le pusieron un cenicero lleno de colillas podridas...