eL sUeÑo dE dEsoRdeN

-Interlocutor: ¿Ya has comido, dEsoRdeN?

-Yo: Justo ahora estaba acabando

-Interlocutor: Y me imagino que estarás bien acompañado...

-Yo: Sí, claro, eso intento siempre

-Interlocutor: ¿Y qué has comido?

-Yo: Bueno, pues para empezar una ensaladita...

-Interlocutor: ¿Una ensaladita? Claro, claro...

-Yo: Que sí, que sí; luego, un 'arròs de pagès' exquisito

-Interlocutor: Vaya!

-Yo: Y también unos pulpitos muy buenos. Y para rematar, un helado

-Interlocutor: ¡Joder! Si es que cómo nos cuidamos. ¡Qué dura es la vida del ____ (profesión de dEsoRdeN)!

-Yo: Sí, bueno, pero bien que he tenido que madrugar para pegarme el palizón de venir hasta aquí

-Interlocutor: ¿Madrugar? ¿Pero qué te has levantado, a las 4 de la mañana?

-Yo: A las 4 no, pero sí a las 8

-Interlocutor: ¿A las 8? ¿Eso es madrugar? Uy, sí! Cuidao!

(en este justo momento, el cabroncete de mi interlocutor se empieza a partir el culo, yo también, y ninguno de los dos puede seguir, ante numerosa gente que nos escucha. Intento reaccionar, con la voz entrecortada por la risa, para defenderme)

-Yo: Bueno, todo depende de la hora que te hayas ido a dormir! Y te recuerdo que ayer a las 10 de la noche todavía estaba trabajando!

-Interlocutor: Sí, sí, claro, claro!

-Yo: No te rías, que es verdad!

(...)

Pues qué queréis que os diga. Para mí levantarse antes de, como mínimo las 9 de la mañana, es madrugar. Cuestión de biorritmos, de hábitos y de horarios laborales, dejando al margen mi gran afición a dormir como un koala con sobredosis de té. Pero es que, por una razón o por otra, siempre he sido muy vampiro y me siento más despierto de noche. Y madrugar me parece un esclavo hábito inhumano de la Gran Mentira que, mientras pueda, evitaré como si fuera una rata con la peste. Siempre digo lo mismo, pero es que sólo encuentro dos razones válidas para madrugar: tener partido de fútbol, o irme de viaje. Y ya lo dice el refrán dEsoRdeNado: "a quién madruga... le salen berrugas"