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Ha sido una de las semanas más duras de mi vida. Profesionalmente, la que más. Es tan difícil intentar dejar de lado los sentimientos personales y ser frío cuando algo así se te cruza como un gato negro en la carretera y te afecta tanto ahí adentro. Te haces muchas preguntas. Personales, y profesionales. Andas con pies de plomo, mientras un tsunami te revuelve todo por dentro, pero tienes que morderte los dientes para retener esa erupción que te sube por la garganta, y que te oprime el pecho, y te enrojece los ojos. El tema está ahí delante 25 horas al día, y no hay manera de esquivarlo. Cuando llegué a casa el domingo por la noche, me derrumbé como hacía muchísimo tiempo que no me pasaba. Sólo había conocido de cerca a la muerte en 2 ocasiones en mi vida (cruzo los dedos), y es algo que me sigue generando muchísima tristeza, impotencia, rabia y, en este caso, incredulidad. Y al cansancio psicológico se le suma el físico, y llega un viernes noche, y tienes que plantar una hora antes a tu plan nocturno, porqué no te aguantas de pie. Espero dormir 20 horas seguidas si hace falta, porqué lo necesito.

Con un don de la oportunidad digno de Murphy o de Satanás, Canadian J me envió, el día después de la tragedia, su tan esperada respuesta al terremoto escrito que le envié hace unas semanas. Obviamente, tardé un par de días en abrirlo, porqué mi cabeza no estaba para más hostias. Y, puestos al lado de las cosas realmente importantes de la vida, los temas del corazón quedan en un vigésimo-octavo plano. Total, lo que me tenía que decir ya lo escribí aquí mismo hace 2 semanas, porqué mi intuición es infinitamente más poderosa que cualquier pauta de comportamiento femenina supuestamente imprevisible:

"Me escribió dándome las gracias por mis dos últimos mails. Me ha pedido algo de tiempo para decirme algo que, según ella, "it's important". A bote pronto, me suena fatal. A un "tenemos que hablar". A que, si necesita tiempo es porqué quiere elaborar un discurso para herirme lo menos posible. A un "te quiero mucho, pero como amigos". Las excusas, sutilezas o ese estúpido tacto que todos buscamos cuando tenemos que decirle a alguien que no le amamos. Un detalle, sí, pero de esos que nos podríamos meter sin vaselina en lo más hondo de nuestro recto anal, porqué acaban resultando más dolorosos y humillantes".

Entre los tópicos de su respuesta, 'siento si te he podido hacer daño en algún momento, porqué no era mi intención'; 'cuando llegaste a San Francisco, nuestros días en Barcelona me quedaban muy lejos y me sentía confusa'; 'generaste unas expectativas en tu cabeza que no tenían nada que ver con la realidad'; o, la tan manida y mediocre, 'me interesa seguir cultivando esta amistad', con esa nota a pie de página también tan tópica de 'si no quieres saber nada más de mí, puedo y dejaré de escribirte'. Nada que no me esperase o que no haya oído 1000 veces antes. Al margen de mis eternos defectos y problemas que no consigo amputarme ni con aguarrás, la verdad es que ya casi ni me inmutan estas salidas tan tópicas y/o cobardes.

Lo bueno es que me lo estoy pasando muy bien (esta semana al margen) con mi nueva actividad veraniega. Y que hoy mismo han empezado las Festes, y que el martes veré por primera vez a mi obsesión sonora de los últimos meses, gratis, y a 5 minutos de casa. Al fin y al cabo, uno se acostumbra a ser gente normal, dentro de su dEsoRdeN:

"Però tu mai viuràs com viuen els altres, ni patiràs com pateix la gent normal, mai entendràs el fracàs dels altres, mai comprendràs cóm els somnis se’ns van quedant en riure i beure i anar tirant... i si es pot, follar de tant en tant"

Suerte que, a pesar de todo, a vegades ens en sortim, y que siguen existiendo paraísos sónicos en los que refugiarnos de tanta mierda cotidiana...

NO SIGUEU DROPOS I GAUDIU D'AQUESTA MERAVELLA