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Anoche disfruté de una cena sorpresa de despedida para uno y añoranza para otro. Yo. Les echo de menos, enmedio de la selva azulgrana. Con fuerza de voluntad, esquivé tentaciones nocivas. Hoy he disfrutado de un día para mí, y para mi palacio de cerillas. Y, sin quererlo, mi nokia ha echado humo. He triunfado en lo laboral en día de fiesta, y me he vuelto a sentir lleno. Aunque ya sufro por la próxima semana. He escrito en versión halago y en versión contundente para la revista. Aplico con cuentagotas mis deudas de cariño pendientes, porqué a pesar de mi individualismo, les necesito. A todos nos gusta sentirnos queridos. M me ha llamado, y hemos estado hablando como tiempo atrás, cuando la convertí en la letra mayúscula de mi abecedario. La oreja me ha quedado roja, y el alma, blanca. Y a la P costarricense la dejo para el final, aunque su sms ha sido 5 minutos antes de la llamada a la que me refería. Después de 2 o 3 semanas de continuo intercambio de mails y planes, ha tenido la iniciativa de darme su móvil y decirme de quedar. Le he dicho de vernos la semana que viene, y cuando me ha echado el anzuelo diciéndome que no sabía si saldría esta noche, me he esforzado para actuar con lo que en mi tierra llamamos 'seny'. Me conozco, y no sería muy serio perder un avión de trabajo por una larga noche de diversión, alcohol y buena compañía... ¿estaré aprendiendo a dominar mis tentaciones?