dilluns, 30 de març del 2020
dObLe ApOCaLiPSi
dilluns, 23 de març del 2020
RefLeXiONeS cONfinAdaS
A nivel más general aún, otra gran enseñanza de estos días es que sin la clase trabajadora el sistema se va a la mierda. Y deberíamos tomar conciencia de ello y empoderarnos (ese verbo tan de moda...), y saber utilizar ese poder que tenemos para revertir muchas de las luchas que estábamos perdiendo como clase social. Tengámoslo claro y repitámoslo tantas veces como haga falta: sin nosotr@s, el sistema se va a la mierda. Y ojalá sea así y le demos la vuelta como un calcetín. Tengo la percepción (quizás falsa o ingenua, lo admito) que al capitalismo y al neoliberalismo más agresivos nunca se le habían visto tanto las vergüenzas y las debilidades. Y siento también el anhelo (no sé si realista o naïf) de que un cambio es posible. También lo creí el 15-M, y luego acabó como acabó (y sólo hay que ver el triste -o casi diría inexistente...- papel de Podemos en estos días, dejándose atropellar por un PSOE absolutamente perdido y vendido a las presiones de patronal y mercados, e intentando disimular su nefasta gestión con banderitas y proclamas patrióticas para engañabobos). Pero quizás aquel lejano 15-M fue solo el test de prueba que empezó a generar una conciencia de clase y de que había que cambiar muchas cosas. La Monarquía nunca había sido tan cuestionada como estos días, y espero que eso sea también el inicio del fin de toda esa familia de ladrones, aunque esté atada y bien atada por los de siempre.
Y aunque parezca contradictorio estos días, confío también que puedan empezar a germinar brotes de desobediencia civil. En mi tierra ya hace un tiempo que estamos empezando a cultivarlas, pero prudentes y temerosos como somos, no nos atrevimos a llevarla hasta el extremo (y así nos ha ido, que hemos pillado igual, pero sin llegar a hacer tambalear estamentos a los que pusimos en jaque; o eso parecía...). Y digo lo de contradictorio porque en días en que se nos pide que nos quedemos en casa, estamos obedeciendo a nivel mayoritario. Siempre está la excepción de los subnormales que se creen más listos que el resto y son sólo inconscientes, egoístas o estúpidos perdidos, o la de la gente a la que no le queda más remedio que ir a trabajar por X motivos (a mi me ha tocado esta semana, después de hacer teletrabajo la anterior. Esta mañana daba mucho yuyu ir por la ciudad completamente vacía). Pero no creo que se trate de una obediencia al Estado, sino que es algo de responsabilidad colectiva y sentido común. Yo hace 10 días me tomaba a broma lo del coronavirus hasta que de manera vertiginosa fui consciente de cómo se expandía, y empecé a fijarme en lo que decían los expertos. Y es a ellos a quien hago caso: a médicos y a científicos, y también a lo que me dice el sentido común a partir de lo que veo, leo y escucho. Pero el concepto de Estado está quedando también tremendamente debilitado estos días, y viendo lo perdidos que andan los políticos (o como mínimo, los que tienen que gobernarnos), me pregunto si no serían perfectamente prescindibles y podríamos regirnos a partir de comités de expertos.
Reflexiones quizás un poco ingenuas? Podría ser. Pero estos días dan para pensar mucho. Algo que no solemos hacer, y deberíamos. Y también demostrarle a quien nos importa que nos importa. Y aprender a valorar las 'normalidades' perdidas...
dimecres, 18 de març del 2020
tÚ + yO = 0
dimarts, 17 de març del 2020
aPOcALipSe NoW
El fin del mundo está aquí. Redimíos, pecadores, porque ya está aquí el peor de los virus: el miedo. El que destapa la ineptitud irresponsable del partido que, queramos o no, nos gobierna a todos: la salud de 47 millones de personas en manos de inútiles cobardes al servicio del capital y de la inservible monarquía (valga la redundancia) más corrupta de la sociedad occidental. Nada que no intenten disimular con una rojigualda, comprando unas portadas de diarios apelando a la épica y a los 11 Juanitos, y un poco de patriotismo hueco e inocuo para el microscópico enemigo. Todos unidos venceremos al virus, así que os mandamos al ejército a controlar que no salgáis de casa el fin de semana, pero el lunes id a amontonaros al metro para ir al frente a mantener en pie el sistema depredador y la economía capitalista. El virus no entiende de fronteras un día, pero al otro las cerramos como lleva insitiéndonos toda la semana el enemigo público nº1 de la Grande y Libre (bueno, el nº2, que el nº1 es el que mueve los hilos desde el exilio), con todo el sentido común y la responsabilidad que están brillando por su ausencia en Moncloa.
El mismo miedo que saca el egoísmo depredador y salvaje de muchas de las personas que nos rodean, y que nos sacarían los ojos si fuera su vida en ello. Dime cuántos rollos de papel higiénico te llevas del súper y te diré lo miserable que eres. Ese miedo que no se atreven a sentir los muchísimos inconscientes irresponsables que pululan arriba y abajo, como si la cosa no fuera con ellos ni con sus conciudadanos. El miedo a dejar de ganar dinero que perpetran mezquinos que no tienen escrúpulos para poner en riesgo la salud de sus trabajadores, obligarles a cogerse vacaciones, o directamente, echarles. O el miedo inevitable y sensato que sienten los que entienden un poco de esto y, por mucho que digan, ven que se está haciendo justo todo lo contrario, todo lo que NO debería hacerse para afrontar una situación tan delicada como ésta. Cuarto país con mayor número de contagiados y de víctimas mortales del mundo. ¡Vamos, españoles, que unidos podemos! "Yo soy español, ¿a qué quieres que te gane?"
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