6 semanas y un silencio eterno. Ahogarte en la incomprensión. Darle vueltas a la quijotera como la portada del 'Washing Machine' para no llegar a ninguna parte. Centrifugado en seco de ideas inciertas. Buscarle sentido al sinsentido. Una explicación al mutismo. Buscar '¿qués?' y '¿por qués?' en un pajar de vacío infinito. '¿Qués?' y '¿por qués?' afilados, de esos que hacen herida cuando no tienes alcohol a mano. Intentar respetar distancias y silencios hasta que no puedes más. Reto gigantesco a tu impaciencia. Ejercicio descomunal de autocontrol. Batalla feroz a latigazos con tus impulsos y tus golpes de genio. Tiene que haber una explicación, pero sus labios están sellados. Y no sabes si duele más la impotencia, la absurdidad o la ignorancia. Ni sentido ni explicación. Imaginas interferencias externas, por intentar encontrarle una razón y exculparla a ella. Desaparecer de un día para otro, sin aviso ni explicación. De uña y carne a arañazo y desgarro. No tiene ningún sentido. Me dicen que cómo he podido tener tanta paciencia, y sé perfectamente la razón. Aunque ella esté haciéndolo saltar todo por los aires en 6 semanas de errores y despropósitos. Es todo tan absurdo. Tan injusto. Tan incomprensible. Tan decepcionante. Tan doloroso. Tan familiar. No t'entenc, i no sé si podré fer-ho ni perdonar-te. M'agradaria, però ara mateix no sé si seré capaç.