dilluns, 18 de febrer del 2019

ReALidAdeS iNVoLuNtARiaS



Angelina canta que no puede más, y eso es algo que conozco perfectamente. No he podido más centenares de veces en mi vida. Miles. O billones. Y al final acabas pudiendo. O no puedes, pero te niegas a aceptarlo y te resistes a no poder, sea o no sea cierto. Certezas pocas en la vida. Y alegrías. Hay que vivirlas y disfrutarlas intensamente, porque al final siempre hay algo o alguien que lo estropea todo. Ese es el rol o la función del ser humano: estropearlo todo. Y hacerlo todo complicado. Retorcer la realidad hasta hacerla irrespirable. Desear es una fragilidad condenada al fracaso. Porqué querer no es poder. Esa es una más de las muchas mentiras que nos enseñan desde pequeños. La vida es una enorme mentira porqué todos los seres humanos, del primero al último, son enormes mentiras. Somos enormes mentiras. Yo lo soy. Y tú también, y lo sabes. Y si no lo sabes, deberías dejar de mentirte a ti mism@, porqué lo eres. Nos creemos todos el centro del mundo. Personas súper especiales. Y no somos más que un gran montón de mierda. Llenos de prejuicios, de odio, de frustraciones y traumas, envidias, torpezas y vergüenzas. Dispuestos a comernos las mentiras que nos cuentan para que la realidad se parezca a lo que queremos. Porqué es una manera como cualquier otra de tapar la no aceptación de esa realidad que nunca se parece a lo que querríamos. Nuestros deseos son otra gran mentira. No soporto la realidad que me ha tocado vivir, ni tampoco al 90% de la gente que me rodea. Y esa es también una realidad que desearía distinta.



dissabte, 2 de febrer del 2019

cUAdRadO dE aMOr biZaRre




Hay días que empiezan torcidos y se van girando hasta quedar en la dirección que uno quiere o que hasta no imaginaba. Nadie sabe ni sabrá por qué extraño mecanismo del destino, del azar o de lo que narices sea ocurren estos cambios de guión inesperados. A veces, incluso absurdos. Vuelves al curro tras una semana de vacaciones, con la lógica mala hostia que provoca madrugar y el retorno en sí. Al principio nada va, y tus compañeros se ríen de lo cascarrabias que has vuelto. Tú mismo te ríes también, porqué disfrutar del trabajo no, pero reír, reímos un rato (y suerte de eso). Un encuentro casual a la hora de comer con Morenita Amelie le da un poco de brillo a la mañana, y te sale decirle que luego subirás a verla. Y cuando estás a punto de irte, subes a verla. Se sorprende, y te dice que pensaba que no subirías, y a ti te sorprende que le sorprenda. Os vais a una sala de reuniones para estar un poco más tranquilos, y ella sonríe nerviosa, y agacha la cabeza, y ríe, como si quisiera decirte algo, pero no le saliera. Pasa un compañero y te saluda, y creo que se pregunta qué narices hacéis allí solos. Cuando volvéis a quedaros ella y tú, te suelta que le gustas. Pero que siente todo lo que está pasando, y que no quiere que quedéis solos porqué sabe lo que volverá a pasar. Tú todo eso ya lo sabías perfectamente, y le dices que tranquila, que la entiendes, y que tu posición es mucho más cómoda que la suya, porqué no estás comprometido con nadie. Fuera van pasando compañeros, y te parece un poco surrealista mantener esa conversación allí, de manera totalmente inesperada, y no en un bar delante de una cerveza. Y digo inesperada por el momento y el lugar, no porqué no fuera consciente de que tenemos cosas de que hablar. Pero ella insiste todo el tiempo que está en un momento en que quiere y necesita ser sincera, y te insiste que le gustas. Le dices que es obvio que es recíproco, pero el contexto no da para empezar a explicarle la historia de Mrs. Bizarre. Te encantaría poder quedar delante de una cerveza fuera del trabajo y devolverle la sinceridad de la manera más diáfana posible. Pero es ella la que hasta ahora lo está evitando para evitar males mayores, como te ha reconocido hoy abiertamente. Incluso hace broma con quedar con una tercera persona añadida, como en la época del instituto, y que así no haya peligro de que pase lo inevitable.

Y no lo digo por soberbia, ni mucho menos, sino ateniéndome a los hechos de nuestras dos noches de momentos apasionados. O la innegable chispa sexual que se traduce en toqueteos, abrazos y cogernos de la mano cada vez que  nos vemos. O a ese abrazo final en el pasillo, delante de ojos ajenos, en el que al darnos un beso de despedida presuntamente en la mejilla, ha buscado impulsivamente mis labios, provocando un "Eh! Eh!" medio jocoso medio chafardero de un compañero que nos veía al final del pasillo. No es nada que no intuyera (o, en el fondo, que no supiera), pero comprobarlo de manera tan evidente y en un contexto tan inesperado y poco propicio me ha dejado un poco descolocado. Y claro que es agradable y una inyección de ego en un momento de cierta fragilidad por la no-receptividad de Mrs. Bizarre. Pero ha sido raro. Sé perfectamente que acabaremos cayendo otra vez a la mínima que se den las circunstancias. Pero no deja de sorprenderme o hasta darme rabia que cuando marcas ciertas distancias o pasas más de una persona ésta te busque, y en cambio cuando haces todo lo posible por demostrarle a alguien lo especial o importante que es para ti, sólo te lleves negativas. Es como muy injusto. El mundo al revés de lo que debería ser.

Tanto una como otra me han escrito esta noche, pero he pasado de responderles. No me apetecía. De hecho, tenía dos posibles cenas, y también he renunciado a ambas. Sólo tenía ganas de quedarme en casa, tranquilamente, estando conmigo mismo, viendo una peli, escuchando música, escribiendo... decisión que he celebrado aún más cuando se ha puesto a granizar como no recuerdo haber visto antes en diSoRdELand. Ha sido un día extraño, y hace un momento esa sensación se ha acrecentado cuando, para rizar el rizo, me acabo de dar cuenta de que La Chica Del Ex-Novio Imaginario me había escrito por Instagram, app que no suelo mirar tanto. Y me había escrito hacía 9 horas. A la hora en que estaba teniendo yo la conversación con Morenita Amelie, un piso por encima de donde estaba La Chica Del Ex-Novio Imaginario. Sí, dEsoRdeN puro y duro. A mi ya no me sorprende, aunque quizás últimamente estaba algo desactivado.

No sé si irme a dormir contento, triste, desengañado, enfadado o simplemente escéptico a más no poder. Los humanos hacemos difícil lo fácil, y acabamos haciéndonos daño innecesario, de manera voluntaria o involuntaria. Por maldad o por torpeza. Por hijoputismo o por ineficacia. La gestión emocional de nuestras vidas es una de las mayores carencias y estafas de la sociedad del siglo XXI.