Tras todo el día currando en una jornada de bastante histeria, tenía una fiesta de inauguración de un piso a 1 minuto de mi casa. Lo tuve todo el día en mente como premio final a toda la mierda que me tocaba comerme esa jornada. Llegué a casa y me puse a cenar casi a medianoche, y como siempre pasa, las cosas nunca son como te imaginas. Primero R-Ojos-Claros me dijo que tenía migraña y que se rajaba. Y luego el anfitrión también se rajó, alegando que llevaban ya horas y que la gente estaba cansada. Evidentemente, me negué a quedarme en casa, y me fui a hacer una copa a un local a 5' de mi casa y que me tocara el aire. Recuerdo tiempo atrás que me daba algo de cosa salir solo. Ahora me da exactamente lo mismo. No me importa una mierda lo que piensen los demás, y lo único que me interesa es mi propio disfrute. Y eso fue lo que hice. Primero conocí a una chica medio vasca-medio catalana que huía de dos maderos que se ve que estaban en la barra (yo no me había percatado que lo fueran, pero se ve que eso le contaron. Y la verdad es que daban el perfil). Y luego a una argentina que estaba con un chico que yo pensaba que era su pareja pero en realidad no lo era. Bailamos, luego nos encontramos en la puerta cuando cerraban, y decidimos que no queríamos irnos a dormir y que nos apetecía ir a bailar. Y eso hicimos. Ella y yo, porque su amigo estaba de visita y se iba a la mañana siguiente, y prefirió irse a dormir.
Bajamos hasta un local del centro, y bailamos como posesos. Me gustó su manera intensa e ida de hacerlo: contorsionándose hasta el suelo, insinuándose de espaldas, agarrándome por el pecho, o hasta golpeándome. Yendo arriba y abajo del local lleno de gente. En ese momento me importaba una mierda todo lo demás y todos los demás. Los del local, y los de fuera. Llegamos a robarnos algunos besos y mordiscos en el labio, pero ella no estaba tanto por eso como yo. La noche, el baile y el sexo son mi manera de asestarle a la vida toda las puñaladas que se merece. Vivo por venganza de todo lo que no me dejan vivir por razones ajenas a mi. Cuando, pasadas las 5h, le dije que me iba, nos volvimos a besar y cada uno siguió su camino. Sin teléfonos. Como una bellísima manera de mantener un recuerdo imborrable de otra noche-parche dEsoRdeNada. De esas que se viven a flor de piel, y que recargan pilas para combatir el vacío del día a día y del noche a noche.
Y a todo esto, en el trabajo vivimos un auténtico serial. Es una empresa en la que siempre pasan cosas porque somos muchos. Pero lo de estas últimas semanas es de Expediente X (o no tanto). En los últimos meses había habido algunas desapariciones puntuales de objetos (como mis 3 cargadores de móvil que me volaron en cuestión de unas semanas) y también de comida de las neveras en fin de semana. Pero en los dos últimos fines de semana han volado diversas fiambreras (con la comida que había dentro y la propia fiambrera), postres, fruta... un auténtico arsenal de comida concentrado en 3 días. La primera vez que pasó todos pensamos que habría sido una confusión de alguien despistado. Pero estos dos últimos fines de semana ha sido todo tan desbocado y reiterado que está clarísimo que no es ninguna confusión. Y todos los indicios apuntan a la chica de la limpieza que viene por las tardes: las cosas han desaparecido siempre entre la hora de la comida y la hora que nos vamos, ella se queda sola en la sala de las neveras cuando limpia, lleva un carro donde puede guardar todo el botín sin que nadie lo vea, y la verdad es que es una chica un poco extraña y bastante antisocial. Yo siempre la saludo y me sonríe, pero nunca habla con nadie, va con los cascos cantando a todo trapo, o gritando por teléfono. Y ahora la discusión es qué hacemos. No se puede acusar a nadie sin tener pruebas, y señalarla así sin más puede generar una situación muy violenta. Y en el caso de que fuera ella, tampoco sabemos de su situación y por qué lo hace. Y llevarlo a instancias altas de la empresa podría provocar un despido, y eso también es una situación delicada. Yo tampoco pondría la mano en el fuego por ningún ser humano, pero dudo muchísimo de que ninguno de mis compañeros hiciera algo así, cuando los pocos que somos en el fin de semana nos llevamos bien, y ninguno de nosotros tiene ninguna necesidad extrema. Mi otra sospecha era uno de los seguratas que es bastante extraño también, pero este fin de semana no ha venido y han desaparecido cosas igual. Así estamos, y si no fuera por lo peliagudo del tema, la verdad es que está dando para mucho cachondeo.