Un millón ochocientas mil personas; la movilización más grande de la historia de Europa, he oído por ahí. Me da igual que sea la primera o la cuarta. Sigue siendo una brutalidad. Y más por el carácter festivo, cívico, pacífico y transversal que, por tercer año consecutivo ha movilizado con total normalidad y sin ningún tipo de incidentes a un porcentaje muy muy elevado (me atrevería a decir que mayoritario, pero eso sólo lo sabremos el día que votemos) de la sociedad catalana. Muchos otros se han quedado en casa, y entre 3.500 y 7.000 personas se han manifestado en Tarragona anhelando que no se produzca la independencia de Catalunya respecto a España. Todas las posturas exactamente igual de respetables. Y para que ambas partes (las que quieren votar SÍ y las que quieren votar NO) se puedan expresar libre y democráticamente en las urnas, esas cerca de 2 millones de personas han salido hoy a la calle para volver a reclamar, un año más, el derecho más básico y fundamental que pueda haber en una democracia real: votar. Parece absurdo e incluso ridículo, pero así estamos, casi 40 años después del teórico final de la dictadura. Justo a una semana de que Escocia vote con total normalidad exactamente por lo mismo, sin que un país de gran tradición democrática como la Gran Bretaña intente ni prohibirlo ni sabotearlo ni demonizarlo. Ellos simplemente dan cada uno sus argumentos para convencer a la gente, única dueña de su propio futuro. Y, lógicamente, votando únicamente los escoceses, no todos los británicos, porqué resultaría fuera de todo sentido común que se hiciera de otra manera.
Al margen de que me decante más por la postura del SÍ o por la postura del NO, lo que me parece gravísimo de toda esta cuestión es esta vergonzosa violación de los principios básicos de la democracia que significa impedir nuestro derecho fundamental a votar y decidir libremente nuestro futuro a toda esta gente que lo pedimos a gritos desde hace 2 años. Es que no me entra en la cabeza que alguien pretenda hacerme creer que eso no puede ser. Que me vengan con la pantomima de que eso es "ilegal", bajo la excusa de una Constitución que han cambiado cuando les ha interesado y que se aprobó hace casi 40 años, en un contexto político radicalmente diferente al actual. Una Constitución por la que a mi nadie me ha consultado en la vida y, por tanto, no tiene mi aprobación. Las leyes, señores políticos, evolucionan con el paso del tiempo, y siempre deben escuchar la voluntad popular. Porqué la gente es soberana, y es la única que puede y debe decidir hacia donde camina el futuro colectivo. Por eso, llegados al punto de que nos siguieran prohibiendo el derecho a votar, yo estoy cada vez más convencido de que la única solución es la desobediencia civil. Porqué dudo de que ningún cuerpo policial o militar vaya a dispararme por intentar introducir un voto en una urna. Eso sería directamente asesinato.
Orgulloso de la movilización popular, obviamente sé que hay cosas que no se están haciendo bien. Partiendo de la base que exponía en mi primer párrafo, me habría gustado que la manifestación de hoy se hubiera dirigido abiertamente a todas las sensibilidades y posturas, y no sólo a los partidarios de la independencia. Porqué nos están prohibiendo votar tanto a los que quieran el SÍ como a los que deseen el NO. Y en un país normal, hoy todos habríamos salido juntos a reclamar conjuntamente nuestro derecho fundamental. Seguramente el problema es que una gran parte de los que se decantan por el NO ni tan siquiera quieren que se vote, supongo que por miedo a cuál sería el resultado, visto lo visto en la calle.
Tampoco me está gustando nada la tremenda demagogia que se está haciendo desde los dos lados, para movilizar a las masas a base de muchos tópicos y medias verdades. Y en este caso, me refiero a los gobiernos (curiosamente, tanto el uno como el otro, partidos de derechas, fíjate tú...). Está claro que las posiciones enrocadas en ambos extremos les convienen a PP y a CIU, porqué son una perfecta y preciosa cortina de humo de 600 km de diámetro que les permiten taparse las respectivas vergüenzas, miserias, recortes y corrupciones, que son muchas. Cuando veo las noticias, me meto en internet o leo según qué cosas, me jode soberanamente la perversión de unos y otros, las mentiras que se cuentan, y la estupidez de las masas aborregadas. Cada uno con su discurso de tópicos, intentando apropiarse de corrientes de opinión o adoctrinar a gente sin formación, cultura o criterio propio. Gente que repetirá una y mil veces las mismas mentiras hasta convertirlas en verdad sólo porqué lo ha dicho la TV, o tal diario, o tal tertuliano.
Precisamente por este contexto político determinado, muchos de los que nos decantamos más por el SÍ pero con un punto de escepticismo, nos sentimos ilusionados porqué esa hipotética independencia fuera sólo un primer paso para un cambio mucho más profundo. Un cambio de mentalidad, sistema y maneras de hacer las cosas, donde la prioridad sean las personas, y donde podamos recuperar todos los derechos sociales que nos están robando impunemente en estos últimos años. Unos y otros nos los están robando, así que la esperanza es quitarnos primero ese enorme pedrusco que nos chafa desde Madrid, y seguidamente hacer lo propio con el que también nos tiene aplastados desde Barcelona. Porqué lo que está claro es que si un estado ni tan siquiera nos quiere dejar votar, menos va a permitir intentar cambiar el status quo general. Ha llegado el momento de levar esas anclas y lastres de los herederos del franquismo más rancio y casposo que siguen gobernando en pleno 2014 y que caminan para atrás como los cangrejos. Y también el lastre de esa burguesía catalana que le hace el juego a la clase alta, al poder económico, y al sector privado.
Y otra cosa que sigo esperando: hace ya 9 meses que se nos anunció la fecha del 9 de noviembre para realizar el referéndum. Esa consulta que algunos llaman 'secesionista', como si inconscientemente dieran por hecho de que va a ganar el SÍ. Por esa regla de tres, también le podríamos llamar consulta 'unionista', porqué también el NO puede ganar esa votación. De la misma manera que me hace mucha gracia que sólo se hable de 'nacionalismo' en tono despectivo cuando se refieren al catalán (cuando muchos de los que somos independentistas ni tan siquiera nos sentimos nacionalistas, porqué son otras las motivaciones que nos mueven). Pero el españolismo rancio en ningún caso es llamado nacionalismo, cuando es tan o más agresivo, demagogo y perverso que el otro. Y también me descojono cuando utilizan el pseudoargumento de que 'el independentismo provoca ruptura'. No, amigos, simplemente refleja una de las sensibilidades que existen ahora mismo en la sociedad catalana. El unionismo es otra de esas sensibilidades exactamente igual, y provoca exactamente esa misma 'ruptura' que yo no veo como tal, sino como simple diversidad de puntos de vista distintos. Porque entonces, también la política provocaría ruptura, porqué evidencia posiciones distintas. Y el fútbol también provoca ruptura. Y los toros. Y la playa. Y la montaña. Y la Nocilla o la Nutella...
En fin, a lo que iba. Hace ya 9 meses del anuncio de la fecha de la consulta, y sigo esperando a que los que la convocan me expliquen con todo lujo de detalles como sería ese nuevo teórico estado independiente. Básicamente, porqué una cosa tan importante y que comportaría cambios significativos, la quiero decidir con total conocimiento de causa, para votar con absoluta responsabilidad. Y quiero saber con precisión cómo quedarían temas cotidianos pero muy importantes como jubilaciones, paro, seguridad social, empleo, impuestos, prestaciones sociales, educación, sanidad, etc etc etc. Porqué me ilusiona y deseo ese cambio, pero no soy tan ingenuo como para pensar que si se acaba produciendo algún día, de la noche a la mañana todo será maravilloso, se acabarán los Pujol o los Millet, tendremos todos trabajo, plazas de escuela y camas en el hospital sin listas de espera, y lloverán jamones del cielo.
Éstos sí que son listos...
No sé qué acabará pasando, pero lo que tengo claro, es que estamos viviendo tiempos apasionantes e históricos, y que nada volverá a ser igual, para bien o para mal. A mi me encantaría que todos tuviéramos la suficiente madurez democrática como para aceptar el resultado de un hipotético referéndum, sea cuál sea. A mi me jodió soberanamente que más de 11 millones de personas votaran al PP, pero me lo tuve que comer y aceptar el resultado y las nefastas consecuencias que ha comportado. Y me gustaría también que se entienda que esto no es un capricho ni una ofensa contra nada ni nadie. Simplemente, es un deseo de empezar un nuevo futuro organizándonos de manera diferente y gestionando nuestros propios recursos con total autonomía: unos lo hacen movidos por sentimientos más emotivos, patrióticos o históricos; y otros por el contexto económico, por razones pragmáticas o de simple fatiga o dignidad colectiva. Todos ellos son exactamente igual de lícitos y respetables, igual que las motivaciones que tienen los que quieren continuar formando parte de España. Y, sigamos conviviendo en un mismo estado o como vecinos independientes, no veo ninguna razón por la que no podamos tener una buena relación de respeto mútuo, en la que, por qué no, podamos seguir compartiendo muchas cosas. Diga lo que diga mi DNI, eso no va a cambiar mi manera de admirar otros países y culturas, y de relacionarme con mis amigos de cualquier parte, sean de Sabadell, de Socuéllamos o de Minnesotta.
*Y, después de todo este rollaco... mañana me voy a ver a los Imperial State Electric!! Rock'n'roll!!