"We are only here briefly, and in this moment I want to allow myself joy"
Ver según qué películas en según qué momentos puede ser como escuchar según qué discos en según qué momentos: como una puñalada para que empiece a sangrar la autoreflexión. Como si viniera alguien, te pusiera un espejo delante, y te vieras en pelotas en mitad de la plaza más transitada de la ciudad. La putada de ser un sociable misántropo es que es fácil que te venga la vena sociable cuando tienes ganas de ser asocial, o viceversa. La putada de ser un obsesivo intenso es que cuando encuentras algo o alguien que te llena, te olvidas de todo(s) lo(s) demás. Sea un amor, sea una afición, sea un traslado. Y luego, volver a la normalidad no es fácil. Básicamente, porqué nada es normal, nadie es normal, y todo cambia constantemente, por mucho que puedas llegar a creerte que todo(s) va(n) a estar ahí donde lo(s) dejaste cuando lo necesites. Todos tenemos nuestros ritmos vitales y nuestras necesidades en cada momento, y eso son millones y millones de ritmos y necesidades chocando las unas con las otras en una caótica coreografía de vida anárquica. Y por si todo eso fuera poco, encima desde hace unos años nos han metido con un embudo y a la fuerza esos magníficos escaparates donde enseñarle a todo el mundo en un par de clicks lo fantásticas que son nuestras vidas y lo súper felices que nos sentimos siendo tan maravillosos. Aunque todo sea mentira. Coge una mierda de perro, la envuelves en papel de celofán, y tendrás una mierda de perro bonita; pero mierda de perro, anyway. Y de la misma manera que cada vez hay más diferencia entre ricos y pobres, también hay cada vez más distancia entre nuestras bucólicas vidas virtuales y nuestras mediocres realidades terrenales. Mucha gente se ha olvidado de esforzarse en ser feliz para centrarse sólo en parecerlo. Quizás por eso hace tiempo que dejé de colgar mi vida personal en el escaparate: no porqué no haga cosas interesantes, pero me parece más honesto quedármela para mi y para los que compartan esos momentos conmigo. O bien vomitarla bajo la máscara del dEsoRdeN, y que otros enmascarados digan o piensen lo que quieran sin prejuicios de realidad ni roles preconcebidos. No necesito que la gente crea que soy feliz; lo que necesito es serlo de veras.
Creo que mi principal infelicidad es esta puta manía inevitable de ser tan crítico y juzgarlo todo. Me gustaría evitarlo, pero no puedo. Me gustaría no esperar nada de nadie, pero me sigo creyendo que hay gente de la que se puede esperar algo. Incluso sabiendo que nadie debería esperarse nada de mi, lo sigo creyendo. Incluso sabiendo que soy el primero que decepciona, sigo confiando que haya alguien que no me decepcione a mi. Y estos días de volver a la normalidad se me están haciendo cuesta arriba. Nos olvidamos fácil de nuestras rutinas cuando cogemos otras. Y es fácil que la gente se olvide de ti cuando te apartas un poco por las razones que sean. Estos días de querer volver a arrancar y no encontrar con quién se me están haciendo cuesta arriba. Me he vuelto a sentir solo. Ya no es algo deprimente. Llega un momento en que el ego asume que todo podría seguir igual sin ti. Pero aún así, sigue siendo algo triste no culminar una necesidad o un deseo. Y ya no se trata de sexo físico. Eso es algo que se puede suplir individualmente con tacto e imaginación. Pero ahora mismo desearía que me cayera alguien del cielo que se me follara el cerebro y lo dejara sudando y patas arriba. Al fin y al cabo, tampoco pido tanto...