El calor o la calor (lo digo indistintamente) han traído consigo la reactivación. La luz también da reactivación. El buen tiempo (si se le llama 'buen tiempo', es por algo, amargados que os gusta el frío...) invita a VIVIR, y a sacar la cabeza del caparazón y salir a dar una vuelta en pelota picada. La semana que viene se me acumulan los planes, porqué a mucha gente le cuesta aceptar planes improvisados. O incluso será porqué tienen otros planes pre-programados, que hay gente muy rara. La vida es a veces muy curiosa: intentas quedar con varias personas y ninguna puede, piensas en otra persona a la que tienes que llamar, y esa persona a la que hace un montón que no ves se te adelanta y te llama al cabo de unas horas. Y tú le juras y perjuras que habías pensado en ella horas antes y que pensabas llamarla aunque suene a excusa barata. Y es verdad: que suena a excusa barata, pero también que habías pensado llamarla. Así es como nos hemos reencontrado con la Chavala de La Peca, con dos cervezas mediante, en la terracita del Virreina. Asiento conseguido con mi habitual fortuna de pasar justo cuando alguien se levanta y deja libre una de las buscadísimas mesas por las que la gente espera de pie, como haciendo presión a los que ya disfrutan sentados del momento y el entorno. Estar allí sentado parece que te dé un estatus superior; como de triunfador de la vida; el que consigue lo que se propone; el que sabe disfrutar y cómo lograrlo. Pero todo es pura suerte, fortuna, azar... como en tantas otras cosas de la vida en que el mérito ocupa un porcentaje mínimo en los resultados obtenidos. Un mundo de apariencias, y asquerosamente resultadista: esa es la obra de nuestra generación de mierda. Que es como la generación de mierda anterior, pero un poco más joven; y como la generación de mierda venidera, pero un poco más vieja. Sea como sea, el denominador común es la mierda...
Estoy prolífico de azotea últimamente. No puedo parar de escribir. Incluso me da por pensar y todo. Sí, a veces me doy asco a mí mismo, qué se le va hacer. Me he reactivado también con los 1000 libros a medias, y los otros 1000 que aguardan a que les llamen en la sala de espera. En muchos casos, la espera es más larga de lo que durará su lectura, pero eso también pasa muchas veces en la vida: estás esperando algo o a alguien mucho más tiempo de lo que después lo disfrutas, y entonces te preguntas si ha valido la pena. Cualquier cosa buena vale la pena, pero a veces no tanto. Por la tarde he salido de casa, y he vuelto con Mark Lanegan, Duke Garwood, Vampire Weekend, The Postal Service, The National, Miles Kane, Junip y The Black Rebel Motorcycle Club. Algunos son de la familia, y otros todavía no sé ni qué voz tienen, pero espero que se hagan querer y se encuentren cómodos entre los centenares de su especie que conviven en el diSoRdEr'S Palace. Es una República tan anárquica como otra cualquiera, pero es la mía. Y eso la hace... más mía, por así decirlo. Ai ir a por los crussancitos, hoy me ha atendido la chica joven; y aunque tiene un deje algo quillo, la verdad es que la chica tiene un buen revolcón entre crussancitos de chocolate; esa sería una buena fantasía de doble placer. Hoy también he sido un hombre-recados-pendientes. Últimamente lo he sido varias veces, y me pregunto si eso no me estará convirtiendo en alguien asquerosamente normal. Nunca me ha gustado demasiado la normalidad, aunque hay veces que me gustaría tener parámetros estándar en cosas del dEsoRdeN que hacen mi vida más dificultosa. Hoy, por ejemplo, con una horita escasa de exposición al fresquito vespertino con menos ropa de la adecuada (que siempre es más ropa de la media), he pillado un buen ataque de resfriado/alergia. Por suerte, parece que he podido calmar a la bestia, pero la putada es que la bestia es de muy fácil despertar...
...sí, ya sé que suelo acabar muchas de mis frases con puntos suspensivos. Pero es que son mi signo de puntuación favorito, junto a la exclamación. Lo de los puntos suspensivos, por la ambigüedad y dobles sentidos que despiertan. Lo de la exclamación, por la intensidad. Me gusta ser ambigüo e intenso. Y un doble o triple o cuádruple sentido. Porqué todo yo creo ser un sin-sentido de múltiple exponencial (puedo haber dicho una incongruencia ahora mismo, pero las matemáticas siempre han sido una carga, y no me preocupa demasiado mi ignorancia en el tema. Es un poco como la religión, de la que nunca me ha dado la gana conocer nada. La ignorancia como mayor desprecio... a las matemáticas al menos las respeto, aunque no me gusten demasiado). Supongo que por eso me acabé acostumbrando a mis cambios de autoenamoramiento a autodesprecio y viceversa. Quizás debe ser esa eterna búsqueda de cosas nuevas y antirutinarias la que me mueve a cambiar mis percepciones y sentimientos hacia mi mismo. Soy tan interesante como insoportable. O no. Que sé yo...
Y por aquello de mi naturaleza dEsoRdeNada, hoy Murphy estaba juguetón. He puesto una lavadora bajo un sol radiante, y a los 3 minutos de colgar la ropa en el balcón, ha salido una nube de no sé dónde, y se ha puesto a llover. Lo justo para salir rápidamente a pelearme bajo la lluvia con los plásticos que tengo para estos casos, ponerlos para cubrir la ropa, y que dejase de llover para siempre jamás. Vuelta al sol radiante, y el balcón hecho una mierda del barrillo de la maldita nube. Más putadas de Murphy? Este fin de semana viene la A-Belga, y justo me envían a Sevilla por cuestiones de curro. Se va el domingo por la noche, justo cuando vuelvo a estar libre. Yuuuuujjuuuuuuuu!!! Mi vida es así. Y al final uno se acostumbra y hasta le encuentra el punto gracioso. Pero a veces, más que gracia, es una desgracia, aunque me haga reír...