No tenía intención de escribir, pero dos textos en los blogs de hiro y C me han hecho refrescar las reflexiones que han pasado por la lavadora de mi azotea en las últimas horas, a raíz de varias experiencias. Para resumirlo, sería la suma de: 1) una chica que conocí una noche, me dio su teléfono, y cuando al cabo de una semana le envié un sms para quedar, no se dignó en contestar (¿entonces para qué coño me das tu teléfono? Prefiero 1000 millones de veces que no me lo des a que te comportes como una puta hipócrita cobarde, so gilipollas!); 2) Le dije a L de Lesbiana, con la que se supone que he iniciado en los últimos meses una amistad de ámbito/futuro incierto, de quedar el martes en la última noche de Festes. Me dijo que no porqué "creo que tengo una cena" (puestos a inventarte una excusa, creétela tú misma, porqué si no, difícilmente me la tragaré yo). Y cuando luego supo que A Tiracañas y yo habíamos quedado, todavía se indignó porqué no le habíamos dicho nada y estaba en pijama en el sofá de su casa. Dejando al margen su torpeza para autodelatarse, me jode bastante la falta de confianza y honestidad como para haberme dicho abiertamente que no quería salir conmigo esa noche, y se lo quiero decir la próxima vez que la vea (cosa que, ahora mismo, tampoco me apetece demasiado, todo sea dicho...); 3) Pensar en las relaciones que he ido tejiendo en los últimos años, casi sin quererlo, vía mail (primero), teléfono (después) o incluso en muchos casos cara a cara, a raíz de los blogs dEsoRdeNados...
Curiosamente, estamos en la era de las nuevas tecnologías. Vivimos entre facebook, twitter, sms, whatsapp, mail, teléfono, skype... y hasta a veces incluso con encuentros cara a cara! Tenemos más oportunidades que nunca para conocer a gente de cualquier rincón del mundo. Más ocasiones que ninguna otra generación para viajar aquí y allá a precios más asequibles que nunca, sea para hacer turismo, o hasta para vivir y trabajar fuera de nuestra ciudad. Se supone que estamos más preparados que nunca a nivel de idiomas y conocimientos. Que tenemos más posibilidades que nunca para estimular nuestra mente y cultivar y compartir con los demás multitud de inquietudes... y quizás porqué no somos capaces de asimilar y gestionar tantísimas opciones vitales, nos hemos convertido en la generación de las relaciones fast-food. Las relaciones del zapping y la pereza. Relaciones (sea de amistad, sean sentimentales, sean sexuales...) superficiales, instantáneas, perezosas, impacientes... relaciones donde lo estético predomina sobre lo ético, y si no entras por la vista ya no tendrás oportunidad de enseñar lo que tienes dentro; donde nos cansamos enseguida de los demás; donde el interés por lo que nos muestra el interlocutor que tenemos delante se desvanece ipso-facto por arte de magia caprichosa; donde no hay más interés por esa persona que hacerla encajar en nuestra realidad deseada y prefabricada previamente; donde personas con las que compartes horas y horas cada día no tienen la menor idea de quién eres ni cuáles son tus inquietudes y puntos de vista sobre el mundo; relaciones donde todo lo que falta de empatía sobra de prejuicios; donde se recurre a mentiras o verdades políticamente correctas para salir del paso en situaciones incómodas, antes que afrontar las cosas con confianza, honestidad y valentía; relaciones... de mierda, vamos (y yo soy el primero que peca de muchas de estas cosas...).
También es curioso que, en esta era en la que todos tenemos centenares de 'amigos' virtuales en mil y una redes sociales, seguramente nunca antes había habido tanta gente que se sintiera sola en el mundo como le ha pasado a nuestra generación. ¿Acaso no hay muchos días en que te sientas así? Yo sí. Y se supone que, por mi día a día y por mi manera de ser, conozco a centenares de personas y no me debería de pasar. Pero me pasa. Y en este contexto, hace unos pocos años explotó el fenómeno blogs (que seguramente ha bajado un poco últimamente por la aparición de las microredes sociales tipo twitter y compañía). Y miles de personas nos pusimos a contarle nuestras vidas, nuestras inquietudes, nuestras ocurrencias... a lectores anónimos que vete tú a saber cómo coño llegaban a nuestros blogs. En mi caso personal, de manera completamente anónima, porqué no quería influir para nada ni cohibir todo lo que me viniera a la cabeza. Y con el único propósito de vomitar mis neuras al mundo y desahogarme. Y cuando la gente me empezó a dejar comentarios, empecé a darme cuenta de que sus lecturas sobre mí mismo y mis aventuras y desventuras me enriquecían. Y me releía a mi mismo, y empezaba a conocerme y aceptarme mejor, y a sacar la mejor versión de mí mismo que podía. Y hubo gente que me empezó a escribir también por mail... y sin darme cuenta, empecé a tejer amistades virtuales que conocían muchísimo más sobre mí que el amigo más próximo de mi 'vida real'. Y con algunas de esas personas dimos el paso de conocernos cara a cara. Y en algunos casos no hubo el feeling que había por mail; en otros lo hubo pero desapareció al cabo de un tiempo; y en otros muchos casos, sigo manteniendo esas amistades. Sean más o menos próximas; sean más o menos intensas; sean más o menos frecuentes. Pero sé que a esa gente ya la tengo ahí y los considero mis amigos. Gente con la que hemos labrado nuestras relaciones a base de tiempo, dedicación, esfuerzos, grandes momentos, o incluso también con alguna que otra discusión y roces...
Y esto que diré ahora para acabar muchos ya me lo habréis oído, porqué soy como el abuelo cebolleta que siempre pone el mismo ejemplo (no doy para más, qué se le va a hacer...): esto de los blogs es como una discoteca invertida. Tú en una discoteca conoces a la gente por su físico. Si alguien te entra por la vista, intentas conversar con esa persona con fines puramente carnales, y si después resulta que encima es una persona interesante, pues mejor que mejor, porqué quizás pueda salir algo realmente interesante y duradero de esa historia. Y si no, pues esa alegría pa'l cuerpo que te puedes llevar. En el blog es justo al revés. Primero conoces a la persona sin tener ni la más remota idea de si es un bombón o un cardo borriquero, alta o baja, gorda o flaca, blanca o negra, si le huele el aliento, si le falta un riñón o si tiene granos de pus a punto de explotarle en toda su anatomía. Si te resulta interesante y hay feeling, eso que ya te has llevado y que va a enriquecerte como persona. Y si luego das el paso de conocerte cara a cara y no os gustáis físicamente, pues mala suerte, pero la conexión intelectual ya no os lo quita nadie. Y si esa persona a la que has conocido por pura afinidad personal encima te pone y le pones, esa alegría que también os lleváis pa'l cuerpo y que quizás sea sólo el principio de algo realmente interesante y duradero...
(By the way, qué bueno es el nuevo disco de The XX...)