Mucha Salud, Sexo & Rock'n'roll!!!!
Hay un cuerpo girando en la cocina...
Dos semanas de jugar al gato y al ratón. Una noche que parecía muerta de antemano. Tiento a la suerte y el cubilete esconde una buena jugada. Te encuentro allí donde empezó a fraguarse una historia lombarda. Me integro rápidamente a tu grupo de amigas. Nos vamos a bailar a una antigua fábrica de máquinas de coser, donde las únicas agujas que sobreviven son las del dj. Tras una escasa horita, cierran, y ya voy lanzado como para pensar en la jornada laboral que empieza unas horas después. La selección natural nocturna hace que ya sólo quedemos 3, y propones Sidecar. La euforia me hace olvidar que es sábado, y que son las 4, y que por mucho que nos encontremos a célebres cantatutores decrépitos en el metro, va a ser imposible entrar al Paraíso musical. Cuando ya casi os dáis por vencidas, lanzo un último anzuelo con nombre francés y picáis diciendo 'oui, oui'. Entramos sin largas colas, y como tus sospechas intuían, la guardería ya no es cómo yo la recordaba. Pero eso no nos impide disfrutar. En un momento dado, acerco mi mejilla a tu boca para que me repitas algo que me has dicho y no he entendido, y no te cortas un pelo y me das un beso sin pensarlo. Me quedo gratamente sorprendido, como el primer día, y empiezo a creer que 'mujer' y 'falta de iniciativa' no son necesariamente conceptos antagónicos. Bailamos, y cuando tu amiga nos deja un poco de aire, contraataco. Quizás hoy hubiera preferido que te hicieras la estrecha como la primera noche, pero tienes ganas de guerra, y acepto mi suerte con golosa resignación.
Mrs. Desparpajo Etílico nos hace cantar 'The End' en el metro de vuelta y decide, sin saberlo, el menú musical que elegiremos ya en mi casa para iniciar la sugerente batalla sensual. Cuando tu ropa va cayendo al suelo, empiezo a darme cuenta de la curvilinea maravilla que escondían jerseys y largas faldas de pana. Tu piel es blanca y deliciosamente suave, y las nalgas tersas, como desearía cualquier veinteañera. Recostada en la cama con ese conjunto de lencería negra nada casual pareces una pin-up del siglo XXI en la penumbra. Cuando buceamos en el nórdico huyendo del frío extremo noto la calentura de tu cuerpo. Me pregunto por qué serás tan fría al besar y tan caliente al lamer, pero me sigues abriendo el apetito. Y yo, que soy muy instintivo, intento siempre seguir el precepto primario del 'acción-reacción'. Saboreo tus rincones más recónditos y tú haces lo propio con los míos más obvios. Rosa, blanco, negro, rojo... los colores del placer oscuro se tiñen entre las sombras, y me encanta dormir abrazados, aunque sea durante escasas 3 horas. Me gusta observar tu suave perfil a contraluz mientras duermes, y quién sabe si tú habrás hecho lo mismo. Me encantaría enamorarme de una mujer como tú, pero es demasiado pronto todavía para aventurar desordenados futuros inciertos...